En Me casé con un boludo, Valeria Bertuccelli es una actriz debutante que se enamora de su compañero de reparto, un actor "muy creído" encarnado por Adrián Suar. Tras un romance fugaz y una boda vertiginosa, la flamante esposa se da cuenta que se ha enamorado del personaje y no la persona, y que su concubino es un verdadero "boludo"
Apelando a la comedia de fórmula, Juan Taratuto, enmarca esta historia romántica plagada de gags en el universo del cine dentro del cine, permitiendo esto un sin número de guiños, cameos y situaciones auto-paródicas.
Está claro que la pareja protagonista tiene una química increíble. Sus diálogos y escenas en conjunto funcionan por más ridículas e irrisorias que parezcan. Juntos Vertuccelli y Suar son el Yin y el Yang del género vernáculo, y esto es aprovechado al máximo en una cinta 100% entretenida y popular.
La historia sencilla funciona y Suar se luce como un gran comediante, un personaje que a pesar de sus mañas y egocentrismo, logra ser empático. No busquen los planos elaborados, ni los mensajes subliminales, ni la moraleja, ni la crítica social, el filme es un producto de entretenimiento que va directo al grano. Sin sutilezas pero con enorme respeto por el espectador. No es poca cosa.