Todo comenzó en un motorhome...
"Me casé con un boludo" cuenta la historia de dos actores que inician un fogoso romance que termina en casamiento. Durante la luna de miel Florencia se da cuenta de que se casó con un idiota irrecuperable. Gran labor de la dupla Suar/Bertuccelli, exagerando los clichés del, por un lado, exacerbado egocéntrico y, por el otro, la insoportable inseguridad.
La historia de estos dos actores, que se conocen en un set de filmación, tiene su primer momento en el motorhome de Fabián Brando (Adrián Suar), convenciendo a Florencia Cormik (Valeria Bertuccelli), su coprotagonista, de que existe una gran conexión entre ellos. Al salir del tráiler, el director (Gerardo Romano) y pareja de Flor, los increpa. Demasiado familiar a nuestros ojos y oídos, al relacionarlo directamente con el episodio que pasaron la China, el chileno y la modelo. Es que Brando, famoso desde los seis años, vivió dentro de una burbuja siempre. Pero se enamora de Flor, y se casan apresuradamente. Poco tiempo después, ella descubre que él es un “pelotudo irrecuperable” y se lo cuenta a sus amigos, con la suerte que Fabián escucha toda la conversación y decide “recrear” su personaje del filme que realizaron juntos, para mantener viva su relación. Todo comenzará a marchar bien desde ese entonces, hasta que ella se entera de la farsa y las decisiones que tomará hará que ambos se replanteen su amor, su carrera y su propia existencia.
“Me casé con un boludo” es una película exacta: comienza en clave de plena comedia, gran labor de la dupla Suar/Bertuccelli, exagerando los clichés del, por un lado, exacerbado egocéntrico y, por el otro, la insoportable inseguridad. La cinta avanza y los personajes ingenuos se vuelven más complejos, ya sea por su incapacidad de manejar la situación de farsa/descubrimiento de la mentira, o por la situación romántica que los hace chocar y amarse al mismo tiempo. A fin de cuentas, el tema principal es el miedo a defraudar en la vida y a nuestros seres queridos y cómo nos deshacemos de ese complejo. ¿Mentir? ¿Y hasta cuándo? Sin llegar a ser un drama, posee gratos momentos de ese género y le da la vuelta que se necesita para que no pase inadvertida entre cualquier otra comedia nacional. ¿La tana Ferro, quién era?