Las apariencias engañan
Comedia romántica con más amor que carcajadas, Suar y Bertuccelli están en su salsa.
Me casé con un boludo reúne, ocho años después, a la misma pareja protagónica, director, guionista y productores de Un novio para mi mujer. Bueno, lo único que tienen en común ambas películas es eso.
También comparten el género de la comedia romántica, pero Un novio... era decididamente más comedia que romántica, y Me casé con un boludo, pese a lo que uno puede intuir desde lo gráfico y directo del título, aprisiona, contiene una veta tierna y de amor decididamente puro.
Fabián Brando y Florencia se conocen en un set de filmación. El es una estrella egocéntrica, ella una mala actriz, pero es la novia del director. Cuando éste maltrate a Florencia en el rodaje, Fabián la defenderá. Y Florencia quedará como prendida de ese hombre.
En realidad de ese personaje, porque Fabián, como indica el título… La película pega un giro rápido cuando Fabián, que vive para sí mismo, escucha a su flamante esposa confiar a sus amigos que siente que se casó con un “pelotudo irrecuperable”. Fabián ama tanto a Florencia que pide ayuda al guionista, para que le arme un personaje, para recuperarla, porque si la pierde, siente que se muere.
Sin dejar de lado el costado humorístico, que es el motor de la película, el guión de Pablo Solarz y la dirección de Juan Taratuto empieza a balancear las cosas.
El filme tiene diálogos realmente ocurrentes y han sabido -todos- aprovechar el gancho y lo que mejor sabe hacer Suar, y las enormes dotes de comediante de Bertuccelli. Tal vez haya sido innecesario hacer pie en la nueva comedia americana -el momento semiescatológico de Florencia en lo del psicólogo-, pero eso entra en cuestión de gustos.
Hay, sí, mucho humor a partir de referencias cinematográficas -mientras filman la película; en el estreno de la misma- y salidas ingeniosas, que demuestran que el timing para el gag del que -todos- hicieran uso en Un novio para mi mujer- no fue obra de la casualidad.
Como tampoco que los personajes secundarios -los compinches, los sidekicks de la comedia hollywoodense- no sólo están bien escritos y tienen su pequeña elaboración, sino que están muy bien interpretados por un séquito de actores del teatro o el cine independiente.
En síntesis, que Me casé con un boludo está armada para cumplir con su cometido de entretener, con risas y alguna carcajada, que no es tan redonda como Un novio para mi mujer, pero que bien vale la pena esperar por una tercera película de -todos- ellos juntos.