Una noche de tormenta, un editor deprimido recibe la visita de una escritora decidida a pegarse un tiro si no lee su novela. Casi inmediatamente se hunden en una discusión intelectual, pero también personalísima, como si se conocieran de toda la vida, con largas parrafadas que parecen bajar la línea del director y autor, Alejandro Agresti, casi como vehículos para sus privados ajustes de cuentas con quién sabe qué, mientras otros elementos y personajes abren flashbacks a un pasado difícil. Pretenciosa, estática, grandilocuente y anticuada, más que provocar, irrita.