Intelectuales culposos.
Mario Zavadikner (Alejandro Awada) es el dueño de una editorial en la que a pasado casi toda su vida, las cosas ya no son lo que eran, el mundo ya no es el mismo, y su editorial ya no es la que fundó cuando era un joven intelectual e idealista allá por los complicados setentas. Ahora editan y venden.
Ya sin ganas de nada llega una noche lluviosa a su editorial decidido a pegarse un tiro con el arma que guarda en el cajón de su escritorio, pero una joven escritora (Marina Glezer) irrumpe en su oficina amenazando con suicidarse si el no lee su obra.
Ambos personajes se ven obligados a posponer sus suicidios, y luego de forcejeos de armas comienzan un largo y casi eterno dialogo lleno de gritos e histrionismo, y el filme se convierte casi en una pieza teatral, donde ambos actores desfilan histéricos por el lugar que funciona como escenario, y que con posters y figuras de diferentes escritores y filósofos, parece darles más letra en un diálogo incesante donde repasan ideales, historias, culpas y todos los lugares comunes del intelectual porteño sobreanalizado.
El personaje de Marina Glezer, la aspirante a escritora Silvia Beltrán, muta por momentos al de Romina Ricci quien encarna a la esposa de Zavadikner en su juventud, mientras Patricio Contreras entra y sale cada tanto interpretando a un portero chileno en las antípodas de ambos escritores; Diego Peretti aparece cada tanto en unos saltos en el tiempo.
Los diálogos llenos de bajadas de líneas y análisis literarios resultan interminables, todo el peso de la película recae sobre las palabras, casi siempre dichas a los gritos, bien sostenidas por Awada, no tan bien sostenidas por Glezer/Ricci, que por momentos parecen dos nenas gritonas.
Entre simbolismo, dialéctica y hermenéutica el espectador se marea en un filme visualmente interesante, que sabe jugar con ese espacio cerrado lleno de símbolos, pero que a pesar de los temas interesantes por los que pasea resulta pretencioso y recargado, especialmente cuando baja linea sobre la dictadura.
Despues de tanta palabra la película cierra de forma abrupta luego de un hecho bastante cruel, y a pesar de habernos explicado tanto sobre análisis, conceptos y metamensajes, nos deja con un final poco claro.