Crítica realizada durante el 30° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata
La cultura como estrategia de personaje
Siendo el cine un medio visual, llevar adelante de forma dinámica una película cuyos motores narrativos y de desarrollo de personaje sean el amor por las palabras puede llegar a ser una tarea titánica que puede desviarse con facilidad. Afortunadamente, Alejandro Agresti (El Acto en cuestión) con su mas reciente obra, Mecánica Popular, sale lo suficientemente bien parado del desafío.
El combustible de la mente
Mario Zavadikner, responsable de una editorial de libros de psicoanalisis y filosofia, llega una noche a su oficina con miras a suicidarse. Dicha acción es frustrada por la llegada de Silvia Beltrán, una joven que le exige leer su manuscrito, con miras a una publicación y de no hacerlo se suicidará. Partiendo de aquí comenzará un intercambio de opiniones y reflexiones culturales e intelectuales, que dicho sea de paso confrontarán a Mario con su pasado.
Mecánica Popular plantea una interesante estructura clásica con personajes claramente definidos, un conflicto claro que pone en marcha la acción y un desarrollo narrativo satisfactorio. Es una critica dura, con suficiente lugar para la comedia, contra como lo intelectual y lo cultural han pasado a ser un bien de consumo mas, en vez de ser expresiones singulares de pensamiento. Aunque las referencias intelectuales y autorales que despliega la historia exigen un enorme nivel cultural por parte del espectador, están justificadas como parte de la naturaleza esencial de los personajes. Es como una mitad que se vuelve completa a partir de los aportes del aspecto interpretativo.
Por el costado de la técnica, Mecánica Popular posee una fotografía impecable con una iluminación muy meditada y composiciones de cuadro que combinan con una enorme sabiduría lo mejor del teatro con lo mejor del cine. Todo esto por no decir que la dirección de arte arroja muchos guiños sutiles para aquel espectador que posea un ojo afilado.
Por el costado actoral tanto Romina Ricci como Marina Glezer dejan todo en la cancha cinematográfica al encarnar las dos percepciones que Zavadikner tiene de Silvia. Patricio Contreras entrega un secundario de lujo en su rol de un sereno con mas cultura de la que parece. Una composición admirable.
No obstante, el punto alto a nivel interpretativo es incuestionablemente Alejandro Awada. El espectador puede no saber o entender nada de las citas o los autores que su personaje pregona, pero el caldero de emociones que el actor pone al descubierto al accionar los dialogos de su personaje son tales que hubiera conmovido al espectador así hablase de física cuántica. Notable.
Conclusión
Mecánica Popular es una película sobre la pasión, sobre el rol que tienen las palabras y la cultura en nuestra vida. Si bien, sus referencias viran violentamente a cosas demasiado especificas para el publico general, no se discute ni se debate la enorme pasión que hay en cada composición de cuadro y en cada matiz interpretativo. Si bien no es para todos los publicos, no tendra ningun problema en encontrar el suyo.