Con un talento expresivo poco usual, el cineasta Gustavo Taretto arriba a su primer largometraje con un film que transita por el terreno de la comedia romántica con puntos de vista tan personales como originales. Sin internarse en grandes reflexiones, Medianeras analiza leve y divertidamente el amor, el desencuentro y la soledad en las grandes urbes. Dos jóvenes de mediana edad viven en edificios linderos y acaban de salir –mal- de sendas relaciones amorosas que les dejan como recuerdo un perrito lanudo, por ejemplo. Ella sublimará a través de la natación o erotizando a maniquíes, él conociendo dispares mujeres a través de sitios de Internet; irremediablemente semejantes en sus neurosis, angustias, gustos, pequeños placeres y grandes frustraciones. Sin embargo los une una misma medianera que a la vez los separa y algo de luz surgirá de ella a través de piquetes, martillos y nuevas ventanas. Textos que se escuchan en off o aparecen sobreimpresos colaboran acertadamente con la continuidad estética y narrativa de un film moderno que a la vez parece registrar el pasado (cortes de luz, teléfonos antiguos, gente que chatea por primera vez…). Dos nuevos y estupendos protagonistas como Pilar López Ayala y Javier Drolas se ven bien rodeados por un elenco de caras conocidas que con sus caracterizaciones colaboran eficazmente en la oferta audiovisual.