Medianeras

Crítica de Daniel Cholakian - CineramaPlus+

La película tiene un planteo que, aun cuando reiterado en la narrativa, sabe encontrar su lugar en el mundo. Su principal mérito está en comprender el rol de la ciudad en la determinación de las condiciones de vida (como espacio vital y como límite).

Por si el lector no lo supiera, este largometraje se basa en el excelente y premiado cortometraje homónimo del mismo director. Asumiendo la dificultad de llevar un guión sólido para una película de 28 minutos hasta los 95 de este largometraje recientemente estrenado, Taretto toma aquella historia de soledades, de espacios urbanos determinantes, de obsesiones y destinos amorosos y vuelve a presentar la historia Martín y Mariana.

Martín es un diseñador de páginas web, obsesivo y fóbico, que vive encerrado en su pequeño monoambiente en pleno centro porteño. Mariana una arquitecta que se gana la vida diseñando vidrieras y sobrevive a una dolorosa ruptura amorosa manteniendo una intensa relación con los maniquíes que utiliza en su trabajo. Ella también vive en un pequeño departamento, próximo al del Martín.

Ambos desean pero no buscan, ambos quieren pero se conforman con aquellos con quienes se encuentran (o con aquellos que los encuentran). Y así la vida pasa, sin prestarles mucha atención a estos anónimos porteños.

La película tiene un planteo que, aun cuando reiterado en las narrativas cinematográficas, sabe encontrar su lugar en el mundo. Su principal mérito está en comprender el rol de la ciudad en la determinación de las condiciones de vida (como espacio vital y como límite). En instalar a la arquitectura como práctica cultural que impone sentido, orden, que ejerce poder sobre los cuerpos, que instala modos de circular, de mirar, de respirar, de relacionarse. Esta definición original y originaria es la marca que distingue a Medianeras de muchas películas con tramas similares.

Lamentablemente el problema es que una vez presentado este inteligente planteo, para poder hacer circular la historia de Martín y Mariana hacia su destino amoroso Taretto propone pequeñas secuencias estancas (el momento de Martín y la paseadora de perros, Mariana y el comerciante que la invita a cenar, Martín y la rubia tonta que habla francés, Mariana y el nadador insomne), donde el realizador confronta neurosis, obsesiones y fobias diversas de personajes urbanos, por momentos ingenuos ante tamaños padecimientos. Esta estructuración hace que la película sea más una sucesión de situaciones de comedia, algo inconexas dramáticamente, carentes de ritmo interno y, especialmente en el caso de Martín, absolutamente inconsistentes en tanto las características con las que el personaje fue presentado.

A favor de la película se sostiene la presencia de las paredes, los cables, los cielos ocultos, el gris urbano, las actuaciones de sus protagonistas y el modo de mirar la circulación de los miles seres anónimos. Sumado a eso cierta frescura en el tono de comedia y algunos hallazgos visuales, hace que Medianeras esté lejos de resultar aburrida. Sin embargo, a la luz de los antecedentes del cortometraje que le dio origen, el largometraje claramente desaprovecha la potencia de la idea original.