Lo primero que uno se pregunta cuando empieza a ver “Medianeras” es qué le vieron los franceses a esta película para que permanezca más de 15 semanas en cartel en los cines de París. La respuesta es que la historia que nos cuenta es universal.
Martín (Javier Drolas) y Mariana (Pilar López de Ayala) son dos seres que están hechos el uno para el otro, pero nunca lo van a saber. Son dos seres desangelados que están en esta gran ciudad todo el tiempo muy cerca (apenas los separa una medianera) y no lo saben.
Los primeros quince minutos de película son brillantes. Diálogos y observaciones a lo Woody Allen, comparaciones mordaces y ácidas que nos hacen ver el reflejo de lo que somos.
A pesar de las computadoras, el chateo, los twitter y los aparatos de comunicación, en el fondo, estos personajes están muy solos.
“Medianeras” tiene muy buenas actuaciones, si bien son participaciones chicas merecen destacarse las apariciones de Carla Peterson, Inés Efron, con su voz aniñada, y Rafael Ferro. Hay en cada uno de ellos un halo de ser mejores y una gran preocupación por tratar de relacionarse.
Se trata de una realización que no sólo tiene ficción, también plantea en el medio un documental que hace que se desvanezca la historia por momentos. Sin embargo, la excelente fotografía, la música, y esas buenas actuaciones logran una interesante historia.
Para muchos podrá ser una película histérica, irritante y abúlica. En el fondo refleja nuestro hábitat. El vivir rodeado de gente sin saber quien vive al lado