Medianeras

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

“Medianeras”: comedia romántica inhabitual

Esta comedia romántica bastante inhabitual transcurre en Buenos Aires, pero bien puede pasar en cualquier otra ciudad. Por algo ya la estrenaron hasta en Noruega, y en EE.UU. apenas la vean (ya está comprada) querrán hacerle una remake. Sus ejes son la vida virtual, los departamentitos modernos, las fobias y manías, la sensación de soledad en medio de las multitudes, las citas circunstanciales, la cultura de gadgets, actualizaciones, y cuanto cachivache pueda uno llevarse a la vizcachera. En ese mundito viven nuestros personajes, apenas separados por unos metros de distancia.

Prácticamente hay tres protagonistas. Él, fóbico diseñador de páginas web, refugiado en internet y deliveries, que apenas sale de la cueva. Ella, arquitecta fóbica que trabaja como vidrierista solitaria, rodeada de maniquíes, que necesita encontrar a alguien, pero hasta ahora ni siquiera encontró dónde está Wally. Ambos vienen de fracasos amorosos, y están a la expectativa sin mayores expectativas.

El tercer protagonista, víctima de variadas observaciones y reflexiones, es la ciudad, con sus enormes edificios, cables, y medianeras. ¿Y qué es una medianera? ¿Y qué puede hacerse con esa pared, aunque no esté permitido? «El hombre de al lado» tenía una respuesta. Aquí, el fóbico y la chica de enfrente tienen otra.

Ah, nada de «chico encuentra chica, la pierde, y al final de la historia la reencuentra». Estos por poco no se encuentran nunca. Suelta, original, con lindas asociaciones visuales, personajes queribles (sobre todo la entusiasta políglota que hace Carla Peterson en una parte), y sólo algunos ocasionales huecos y deshilvanes en la trama (que se sobrellevan gracias a los personajes), éste es el primer largometraje del exitoso cortometrajista Gustavo Taretto. Y casualmente, su corto más famoso, ganador de casi 50 premios internacionales y germen del largo que ahora vemos, se llama «Medianeras». De él mantuvo tema urbano, estilo, fotógrafo, montajista, la imagen de Mariel Hemingway en «Manhattan», y el actor protagónico Javier Drolas, su probable alter ego. Pero cambió a la actriz: en vez de Moro Angheleri está la española Pilar López de Ayala, menos carnal, más virtual, y tan profesional que hasta supo anular su acento madrileño. En efecto, no está doblada.