¡Que agradable sorpresa! Hace cinco años, cuando vi por primera vez, el mediometraje Medianeras, la pasé bien, pero la ampliación a largometraje de la idea de Taretto me tenía un poco preocupado.
Sin embargo, el resultado final, no solamente es satisfactorio sino que además, quizás sea la película más agradable del BAFICI, y no estaría muy lejos de afirmar que es el mejor film argentino con intenciones comerciales que he visto en años. Probablemente no sentía esto, desde Nueve Reinas.
¿Demasiado? Para nada. La concepción de Medianeras no es la típica de las películas argentinas. Estructuralmente hablando está concebido como una clásica comedia romántica estadounidense. Si extrañan las buenas obras que hacía a fines de los ’80 y principios de los ’90, Rob Reiner, Nora Ephron o Woody Allen, acá llega Taretto para refrescarnos la cabeza con una película que no parece haber sido filmada acá, pero que por otro lado parece una declaración de amor a la Ciudad de Buenos Aires.
Dos personajes solitarios, herméticos, ermitaños, jóvenes viejos que buscan el amor de su vida, Mariana y Martín, encerrados en sus departamentos, unidos por medianeras. Las desilusiones amorosas en una ciudad cosmopolita.
Acá no van a ver cine social, ni pobreza, ni robos. Se trata de una Buenos Aires burguesa, demasiado europea para ser real… e irónicamente así es. Porque Medianeras tiene como protagonista a la Ciudad y su arquitectura, sus edificios y sobretodo su gente.
Una película rica en ideas, matices, donde la iluminación, el montaje, el diseño de arte demuestran una basta creatividad. Y es taaaan agradable además, tan contagiosa, empática. Sus personajes son tan patéticos como atractivos y queribles. Taretto juega con hacer guiños constantes con el espectador.
Es cierto que no va con el espíritu “Indie” del BAFICI, pero también es verdad que sirve como trampolín al éxito, al boca en boca. Y no me quiero adelantar, pero con un boca en boca adecuado, este film podría tratarse del gran éxito del año, de nuestro representante en los Oscars 2012.
Las actuaciones de los “desconocidos” Pilar López de Ayala y sobretodo Javier Drolas son sutiles, magníficas. La elección de poner protagonistas no demasiado glamorosos es jugada pero efectiva en el contexto del film. Antihéroes perfectos rodeados por un elenco de grandes figuras del cine y la televisión (no voy a quemar las sorpresas). El relato en off por momentos es redundante, pero está aplicado a la estética elegida, que adopta un tono a lo Manhattan, acaso principal referencia cinematográfica, con algunas cosas del mejor Burman, el de El Abrazo Partido y Derechos de Familia.
Realmente deseo que a este film le vaya muy bien en la taquilla, porque ahí apunta. Se nota mucho esfuerzo detrás y sería una lástima que críticos malintencionados, prejuiciosos banalicen su estreno comercial.
No hay rama artística ni aspecto comercial en que el film no funcione. Es probable que sea demasiado pensada, previsible a nivel estructural, obvia en los elementos narrativos, pero a veces es necesario. No molesta eso en Medianeras. El mayor problema que tiene es que es muy corta. Es tan bueno el ritmo, tan dinámica, tan cálido en su frialdad, que uno desea que no termine. No cansa seguir viendo el deambular de los personajes. Pero bueno, habrá que esperar a la secuela, o al próximo film de Taretto.