Porque detrás de tanto concreto, siempre hay algo más.
Mariana y Martín, Martín o Mariana, dos M cercanas y/o perdidas entre Medianeras. ¿Cómo encontrar el amor si no sabés donde está? Es la gran pregunta que nos abre Gustavo Taretto en su filme.
Después de su corto, el director siguió curso a esta historia de amor desencontrado en la ciudad, donde es tan difícil buscar a alguien como saber dónde uno está parado.
Él (Javier Doblas) es fóbico y su mejor manera de no salir de su casa es la excusa perfecta de la maravillosa vida que nos brinda Internet, donde todo se puede realizar desde ahí. Desde comprar comida, pagar impuestos, mirar películas, escuchar música o sociabilizar a través del chat. Ella (una hermosa Pilar López Ayala) que es arquitecta pero trabaja de diseñadora de vidrieras mientras intenta superar su último fracaso amoroso. Ellos están ahí cerca, quizás sean el uno para el otro, porque frecuentan iguales lugares, pisan las mismas veredas cada día, porque admiran la ciudad de igual manera y porque están, quizás tan solos en un mundo que no sienten propio. Esa famosa frase de que el amor está a la vuelta de la esquina, en Medianeras es tan cierta como real, salvo que a ellos no los separa una esquina, sino una medianera o una probable medianera porque finalmente lo que importa es que detrás de tanto concreto en una ciudad, siempre hay algo más.
Un filme que transmite en cada fotograma una frescura pocas veces vista en el cine argentino, acompañada por unos diálogos inteligentes, reflexivos y anecdóticos. Una muestra viva de lo que es nuestra hermosa ciudad de Buenos Aires, tan heterogéneaque da gusto vivir en ella. Así con ese mix irresistible de toda gran metrópoli.
Su mensaje esperanzador sobre que siempre hay detrás de una ventana un poco de luz que nos permite ver más allá es contado de manera simple, con voces en off que nos da un toque intimista y hacen de esta cinta una obra cálida, sensible y con un toques de humor que permiten mantener el ritmo e involucramiento en la historia.
Realmente si el corto fue un gran acierto, el largometraje ha sido un gran comienzo para Taretto en este mundo de la industria cinematografía en mayor escala. Ojala siga por este tan buen camino. Ganadora del Festival de Gramado como mejor película y mejor director, de obtener el segundo premio del público en 62do. Festival de Berlín, entre otros galardones.
Una obra que realmente merece ser vista, logra el punto justo de una obra simple muy bien contada. Una obra a lo Woody Allen sobre New York pero a lo Taretto en Buenos Aires.