Medianoche en París es una original historia de amor que se destaca como uno de los mejores trabajos de Woody Allen en estos últimos años.
A diferencia de su última producción, Que la cosa funcione, la nueva película del director sobresale por ser una propuesta mucho más inspirada que le rinde tributo, con bastante romanticismo, a la capital de Francia y su cultura.
De hecho, creo que hizo mucho más esta película por esa ciudad que todos los cortos que integraron la antología Paris, I love you.
El género de la comedia romántica viene golpeado desde hace rato, ya sea por la producción hollywoodense o europea.
No es fácil encontrar por estos días una gran historia romántica y que además sea entretenida.
En la primera parte de la historia, donde se introducen los personajes principales, Allen retrata su fascinación por la ciudad con un fabuloso recorrido por las calles francesas, donde uno puede imaginarse a Woody totalmente embobado detrás de cámaras por la belleza de ese lugar.
Las cosas se ponen interesantes cuando en la trama entran en juego los elementos fantásticos y el escritor que interpreta Owen Wilson termina transportado al París de los años ´20, donde conoce a los ídolos de toda su vida como Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, Gertrude Stein, Picasso y Salvador Dalí entre otros.
Por momentos la película parece una versión inversa de La rosa púrpura del Cairo, que presentaba a un personaje cinematográfico que salía de la pantalla del cine para codearse con el mundo real.
En este caso es el escritor que interpreta Wilson, quien escapa de la realidad para sumergirse en un proceso de búsqueda interior que le permite regresar a su siglo y vivir con otra perspectiva su vida.
Lo interesante del film es que lejos de ser una historia puramente nostálgica Allen habla sobre aprender a vivir el presente y apreciarlo.
Hasta hace no mucho tiempo era impensable imaginar a Owen Wilson, el modelo Hansel de Zoolander, en una película de Allen.
Woody evidentemente no pensaba lo mismo y le dio al actor un rol protagónico donde se destaca a lo grande con una encarnación más joven del propio director. Esto supongo que debe haber sido parte de la dirección que tuvo el personaje.
Owen Wilson se expresa exactamente como lo hacía Woody cuando trabajaba como actor, donde inclusive a través de la expresión corporal capturó todos sus gestos.
El reparto del film en general es excelente pero sobresalen, para mi gusto especialmente, Adrien Brody como Dalí y Michael Sheen (que gran actor), como un pseudointelectual impresentable, de esos que van a ver una película como esta y le pegan por considerarla “un entretenimiento ligero que no tiene la profundidad de la viejas obras de Allen”.
Allá ellos.
Medianoche en París es una muy buena romántica y está para tenerla en cuenta entre las novedades de la cartelera.