Siempre tendremos París
Woody Allen con casi una cincuentena de pelis hechas, puede bordear el filo de lo imposiblemente original, del "más de lo mismo", de hecho sus últimos filmes no han sido nada más que correctos, con diálogos algunos más sabrosos que otros pero nada de aquél maestro de "Annie Hall" o "Hannah y sus hermanas", por elegir dos obras notables de su filmo.
Sin embargo, con esta peli muestra que aún siempre se puede llegar a a dar más y de lo bueno. Este Allen es el de la magia cinematográfica, ese que puede ofrecer un comedia melanco, nostalgiosa, que nos llegue directo al corazón, y redoblar la apuesta con ácida crítica a la superficialidad actual -el ejemplo son los mediocres padres del personaje de Rachel McAdams-, por ello se nutre con un guión aderezado de sabor francés.
En "La Rosa púrpura de El Cairo" nos maravilló con aquél traslado de personajes fuera de la pantalla, ahora hace que un escritor americano (obvio: alter-ego-Woody), que medio ha perdido el rumbo con una novia materialista e insoportable, vea transformada su visita a París en un increible viaje en el tiempo, donde saltará a través de una circustancia a los años 20 y allí se codeará con intelectuales y artistas como Dalí, Buñuel, Los Fitzgerald, Hemingway, Picasso, Dalí, Buñuel, Cole Porter, etc pero hasta habrá una sorpresa más que aquí no revelaremos.
Rubro actuaciones: Owen Wilson como el protagonista está más que bien, parece mentira que alguna vez estuvo cercano a convertirse en el típico comediante yanqui pelotudo de desabridas pelis, y que haya zafado por suerte. Marion Cotillard es la actriz bella y sensual que encastra perfecta en la heroína del cuento, Michael Sheen está magnífico como el pedante sabelotodo, Rachel McAdams es una novia tilinga innmejorable, en sus pequeñas participaciones destacan su belleza plus: Carla Bruni y Léa Seydoux, y divertidisimo el Dalí a cargo de Adrien Brody, y destaquemos como curioso que Pablo Picasso está encarnado por el actor argentino residente en Francia: Marcial Di Fonzo Bó.
París, París, siempre París, y sus rincones y su historia y sus cafés, y el arte, y su lluvia, y sus puentes, y la Eiffel, y las callejuelas y arrabales, y el violín jazzero de Grapelli acompañando,
y hasta el "Let’s do it" por Cole Porter, en fin...gracias al cine y a Woody, siempre tendremos París!