Woody Allen habla en esta película de un pasado mítico que se construyó durante todo el siglo pasado con la capital francesa como referencia y epicentro del arte y la vanguardia. Allen revive en su película los personajes canónicos de la literatura, la pintura, la fotografía y el cine del siglo XX, en una París de entreguerras donde los estadounidenses fueron legión. Así aparecen Hemingway, Francis Scott Fitzgerald, Man Ray, Cole Porter, T.S.Elliot, Josephine Baker, Djuna Barnes y Gertrude Stein. Allen construye en este caso la búsqueda de la felicidad en estado puro para luego deconstruirla. A mitad de camino, el director comienza a dudar del camino que hace emprender a su alter ego, Gil, a cargo de Owen Wilson. El intérprete sobresale con un personaje con destellos de tristeza de su propia inspiración, con lo cual afortunadamente consigue desbordar la matriz alleniana de su personaje. El director se deleita fotografiando los paisajes mas sugestivos de París con un guión que se concentra en lo esencial de su personaje. Y hace viajar en el tiempo a ese hombre, un exitoso guionista de Hollywood que sueña con ser un gran escritor. Gil en apariencia lo tiene todo, pero intuye que no tiene nada. Y decide comprobarlo cuando se le da la posibilidad de viajar en el tiempo y sumarse a esa fiesta continua que Hemingway supo describir durante los años 20 en París.