Atrapante debut en la realización de Thomas Hardiman en el que tras su fachada de whoduit se esconde una vital crítica sobre la precarización laboral, los egos y las miserias que se revelan en un concurso de peinados. Filmada con un falso plano secuencia, esa decisión aporta dinamismo y tensión al relato.
Una comunidad de peluqueros que cada año participa de un concurso se ve conmovida cuando es encontrado el cadáver de uno de ellos y encima con el cuero cabelludo arrancado. El misterio respecto de tan brutal asesinato y la lógica perplejidad, angustia y temores de todos aquellos que conocían a la víctima son el punto de partida de un relato que combina lo sofisticado y lo vulgar, la tragedia con la comedia, el cine de género con un espíritu clase B. Aunque en la entrevista que le hice a Hardiman (ver debajo) habló de otras referencias como Nashville, de Robert Altman; o Slacker, de Richard Linklater), Medusa Deluxe me remitió en su uso del humor negro y su mixtura entre la alta y la baja cultura a la filmografía de Peter Strickland. Rodada con Steadicam en lo que aparenta ser un único plano-secuencia y un aspect ratio bastante cuadrado de 4:3, la película evita caer en el regodeo y la ostentación para conseguir una bienvenida cercanía (intimidad) a la hora de seguir el derrotero y retratar las miserias de los distintos personajes (el protagonismo es coral). Puede que la película resulte algo frustrante para los cultores del policial más tradicional, esos que necesitan que todo tenga una justificación y una explicación plausible. En ese sentido, Hardiman apuesta más a la deconstrucción de los distintos elementos de su historia que a la clásica construcción de suspenso, tensión e intriga. Medusa Deluxe es un film de climas, de atmósferas, una apuesta por la vertiente más lúdica y por momentos experimental del cine que se permite huir de los cánones habituales del thriller para incursionar en el musical más delirante. Con la irreverencia y la audacia de una ópera prima visualmente deslumbrante y (pre)destinada a llamar la atención.
No se le puede negar originalidad al debut en la dirección de Thomas Hardiman. Su aparición en la última edición del Festival de Locarno despertó muchos elogios y lo cierto es que Medusa Deluxe sorprende por el entorno elegido para desplegar su trama y la calculada apuesta visual del director debutante, en cuyo estilo se adivinan diferentes influencias: Pedro Almodóvar y Peter Greenaway -los más señalados por la crítica internacional-, además de los que él mismo citó en diferentes entrevistas: Robert Altman, Léos Carax, Alfred Hitchcock, Michelangelo Antonioni... Medusa Deluxe es un thriller frenético que le imprime ese ritmo acelerado a la singular historia que cuenta usando recursos eficaces para ese propósito: el plano secuencia y la cámara en mano de Robbie Ryan (quien ha trabajado con cineastas tan disímiles como Ken Loach, Nah Baumbach y Yorgos Lanthimos) muy pegada a un grupo de protagonistas que vive un momento de alta tensión por un crimen sorpresivo en el que casi todos son sospechosos. El lugar donde tiene lugar esa guerra de nervios tiene sus particularidades: los diferentes pisos de un edificio laberíntico donde se preparan los participantes de un concurso de peluquería. La extravagancia y el colorido de los peinados son parte importante de los atractivos visuales de una película que también juega constantemente con la iluminación como factor dramático. A la víctima no solo la asesinaron. También le arrancaron el cuero cabelludo, una perversión maliciosamente calibrada que genera una ola de rumores, sospechas y acusaciones explícitas y más veladas, narradas con un visible pulso coreográfico. Entre los más exaltados por la tragedia está la estilista Cleve (una performance intensa y virtuosa de Clare Perkins), tan soberbia como virulenta con los que la contradicen, celosa, gritona y capaz de enhebrar chismes insólitos y relatos intrincados a la velocidad de la descarga de una metralleta. El otro personaje destacado es René, maestro de ceremonias de una competencia cuya realización entra en crisis, superado por las circunstancias y completamente consustanciado con el tono febril de la película gracias a un trabajo muy ajustado de Darrell D’Silva. La gran tradición de la actuación británica siempre es un punto a favor, y Hardiman hizo un buen casting. El desempeño de los actores es tan importante en este caso porque Medusa Deluxe no pone el foco en la investigación propiamente dicha del brutal asesinato, sino en las conversaciones en torno a ella y en las digresiones que permiten que conozcamos mejor a los personajes torturados por la ambición, el egoísmo o la angustia en un ambiente también cargado de erotismo, humor negro y deseos esquivos. Lo mejor de Medusa Deluxe es la convicción con la que Hardiman construye un universo exótico, apoyado en una puesta en escena osada, distanciada de lo más convencional. El acento está tan puesto ahí que el interés por la resolución del enigma se va diluyendo a medida que la narración avanza y el regodeo con el artificio y la proeza técnica ocupan un espacio cada vez más porfiado y evidente.
Es un policial muy particular ubicado en el ambiente competitivo y colorido de un concurso de peinados raros, donde más que descubrir el asesino lo que importa es que nos metamos de cabeza en ese mundo, para conocer a cada sospechoso y sufriente en el momento anterior al show decisivo. La película está realizada en totalidad con una steadycam (un soporte para cámaras que estabiliza la imagen en movimiento, un arnés que se sujeta al cuerpo del cameraman) y que supone hecha con una sola toma del principio al fin (con una labor impecable de edición). Como ocurrió en Birdman por ejemplo. Así se nos descubre un mundo de peluqueros que pueden ser sofisticados o terriblemente vulgares, modelos y ayudantes correveydile de ponzoñosos chismes, tramposos, apasionados, creadoras con terribles ataques de ira, amantes destrozados y todos los posibles asesinos imaginables. En el backsatage de ese teatro, con puertas y pasamos de impecable color rosa, todo puede pasar, un bebe que cuidan muchos, un guardia desorbitados, accidentes impresionantes y un espacio colorido, seductor y caótico al mismo tiempo. Por momentos se percibe mucha improvisación desbordada y exageraciones, pero la seducción del viaje al interior de los sospechosos es muy atractiva. Pelos de tonos únicos, peinados extravagantes, y un muerto al que le sacaron el cuero cabelludo al estilo indios de películas del oeste norteamericano. Mucho spray, color, batido y un pretendido glamour que se deconstruye con sus míseras criaturas desamparadas. Gran debut como realizador del guionista Thomas Hardiman.
Llama la atención (positivamente) cómo Mubi ha logrado estrenar comercialmente «Medusa deluxe» en nuestro país. Esta es una cinta estrenada en Locarno con diversidad de críticas pero que presenta las ideas de un nuevo cineasta que asoma con buenas ideas, Thomas Hardiman, dentro de un año donde no vimos a nadie con propuestas originales. Lo primero que hay que decir sobre «Medusa deluxe» es que , es original. Quizás no sea un film logrado en su totalidad. De hecho, la historia que presenta (yo creo) es más bien una excusa, para explorar un mundo poco conocido desde lo cinematográfico : el de las peluqueras y sus concursos. Cintas que hablan de competiciones, con amores y odios a la hora de obtener los premios máximos, hay. Pero no hay «indies» que instalen un crimen en un escenario como éste y que además, destile aceptable humor negro. Hardiman se apoya en la vieja y efectiva idiosincracia británica para que las líneas de sus personajes, nos hagan reir y disfrutar la propuesta, de principio a fin. La historia es sencilla. Estamos en un concurso de peinados, y alguien es asesinado. Hay una investigación sobre el hecho, pero… claro, esta es gente bastante particular. Y el crimen también lo es. Hay aquí cierta excentricidad en la forma en que se ajustició a la víctima. Quizás por eso, el pulso de la búsqueda del asesino estará mediado, intervenido, por un clima juguetón y desafiante: gran parte del film se apoya en los relatos individuales de cada estilista, que van aportando info para resolver el aparente misterio. Pero mientras estas intervenciones tienen lugar, el ritmo de la peli no decae. El sentido del humor y el ambiente claustrofóbico, hacen el resto. Es sorprendente que Hardiman pueda enhebrar secuencias con tanta precisión, siendo casi un novato, pero lo hace y el espectador es sorprendido por una forma de narrar, vertigionsa, disfrutable y bastante lograda, en virtud del presupuesto disponible. Las actrices principales son también novatas, pero Clare Perkins y Harriet Webb se llevan las palmas. Además, el estilo inglés de ironía y altanería, le queda bien a la película, que muestra el impacto que una buena idea, tiene, más allá de los recursos que pueda ofrecer su productora. «Medusa deluxe» además, enloquecerá a las mujeres porque cada peinado, es una obra de arte en sí misma… Un producto exótico, logrado, intenso y original, con acento británico. ¿Qué más se puede pedir? No dejen de verla en cine en estos días si buscan algo fuera de lo común. Creo que Mubi la traerá pronto al streaming de América Latina.