Desde que Steven Spielberg revolucionó el concepto de tanque cinematográfico moderno con Jaws, todos amamos una buena película de tiburones. En ese sentido es que llama la atención que una como The Meg haya estado tanto tiempo en desarrollo. ¿Un escualo prehistórico de dimensiones titánicas? Es un concepto que se vende solo. Sin embargo, por dudas respecto al guión o su presupuesto, se pasó más de dos décadas en los planes en diferentes estudios. Pero el Megalodón por fin está libre para aterrorizar a la humanidad, con un producto final que busca ser una mezcla entre el clásico arriba mencionado y Jurassic Park, pero con un toque de Sharknado para darle al combo la suficiente autoconsciencia como para que se la disfrute. Más enfocada en la acción que en el terror, y con buenas dosis de humor, no abraza por completo un tono que Piranha 3D comprobó años atrás que era el adecuado.