El villano que necesitaba un héroe
Con un impecable despliegue técnico, Dreamworks entrega la historia de un malvado extraterrestre que, tras derrotar a su archinenemigo de años, se aburre de la victoria y busca otro rival que resulta ser más malo que él.
Dreamworks Animation le ha disputado –y a veces, ganado– la taquilla a su impecable competidora Pixar Animation Studios. Dream-works ha tenido éxitos como la saga de Shrek o Madagascar, y Pixar ha creado Toy Story, Buscando a Nemo y Monster Inc., entre otros grandes films. En éxito podrían compararse, sin embargo y a pesar de eso, el prestigio verdadero, el favor de la crítica, le da una victoria aplastante e inapelable a Pixar. Megamente parece ser la solución a esa distancia que existe entre las valoraciones artísticas que ambos estudios poseen. Se trata, sin duda, de la más elaborada de las respuestas a los éxitos de público y crítica que ha sostenido siempre al estudio con el cual Dreamworks compite.
Megamente cuenta la vieja historia del héroe y el villano, pero esta vez desde la óptica del último, un adorable y torpe villano. Muchas películas han retratado la figura del héroe que necesita de un villano, Megamente cuenta la historia de un villano que necesita un héroe. Con un despliegue técnico que es lo mejor que ha dado este estudio y con un personaje protagónico realmente bien desarrollado, Megamente avanza sin el cinismo de otros films del estudio y con cierta sensibilidad un poco más acorde al film de Pixar Los increíbles. Sin embargo, luego de los primeros minutos –lo mejor de la película– Megamente comienza a mostrar la diferencia de estilos con los films mencionados y sucumbe a los defectos más comunes de los productos de Dreamworks. Un humor más bien ramplón y de dudoso buen gusto termina por emparentarla más con Shrek y Madagascar que con Wall-E o Up! Y aunque es razonable que el producto de un estudio siga fiel a la línea que este posee, lo cierto es que se les escapa la posibilidad de hacer la diferencia.
Tal vez porque buscan atrapar lo mejor de ambos mundos, tal vez porque hay algo que sencillamente no pueden alcanzar. Pixar posee un clasicismo a ultranza y una poderosa fuerza narrativa a la altura de cualquier film, sea de animación o no. Dreamworks, como lo confirma Megamente, se conforma con menos. Esa idea de conformarse con menos puede hacerse extensiva a nosotros como espectadores o no. Por lo pronto sí queda claro que hay una búsqueda y un deseo de reconocerle méritos a su estudio rival. Como el propio personaje dentro de la película, Megamente sabe que lo que lo motiva y le produce su energía es precisamente su enemigo, en este caso, los siempre efectivos films de Pixar.