Jacques de Mahieu tuvo uno de esas vidas en las que lo mitológico y lo real se entremezclan hasta volverse un todo indivisible. Colaborador del nazismo, el francés llegó a la Argentina durante el peronismo y dedicó su vida a probar lo que para muchos es una locura: que mucho antes de Colón y sus secuaces, por Sudamérica pasaron varias expediciones vikingas, lo que explicaría la presencia de varias tribus de indígenas blancos en Brasil y Paraguay.
El documental Memoria de la sangre va tras la huella de ese particular personaje articulando la investigación periodística con un andamiaje ficticio que no funciona del todo bien. Como si el director Marcelo Charras (Maytland, La Paz en Buenos Aires) no confiara en el magnetismo de su criatura, suma un personaje-investigador que lleva adelante el relato y entrevista a diversos expertos en esoterismo y a personas que lo conocieron, entre ellas su hijo, cuyos aportes son fundamentales para completar el rompecabezas.
Memoria de la sangre construye un entramado en el que se mezclan teorías supremacistas arias, la relación de Perón con los nazis, la antropología regional y las sociedades secretas. El resultado es un film algo irregular en su desarrollo, sobre todo cuando apuesta por la ficcionalización, pero definitivamente entretenido cuando se lanza definitivamente a indagar en los pliegues de un personaje que merece conocerse.