Película de terror con actores de prestigio y tratamiento de cine independiente. Tales elementos pueden hacer desconfiar. Más si hablamos de una mujer sola acosada por presencias totalmente masculinas, lo que hace de la metáfora cualquier cosa menos sutil (y además hay manzanas en un árbol a las que, en broma, se denominan “fruto prohibido”). Perfecto: todo eso nos dice “hablemos de lo mal que trata el hombre a la mujer”, lo que no está mal pero resulta groseramente didáctico. Pero, y aquí es donde vamos a justificar las cuatro estrellitas con las que recomendamos esta película, Men tiene dos cosas que superan la intención “contenido”: el clima perturbador en el que una casa alejada y un bosque y un pueblo pequeño se transforman en sombras amenazadoras, y la actuación de los protagonistas Buckley (especialmente) y Kinnear, el segundo en múltiples formas (literal). Poco a poco, lo que parece una denuncia se transforma realmente en un cuento metafísico, en el terror más puro que llega a la confrontación. Incluso con su falta se sutileza temática, la forma es apasionante y perturbadora, sin abundar en efectos especiales o sustos al azar. La sensación de realidad e irrealidad, la imposibilidad de establecer si lo que vemos es real en el mundo del film o una alucinación llegan, hacia el final, a un lazo con lo arcaico y lo mitológico que vuelve todo mucho más complejo de lo que parece.