Como en los viejos tiempos
Mente implacable (Criminal, 2016) es una película de acción de antaño con los recursos del cine contemporáneo, que además presenta a un protagonista en su mejor versión. Kevin Costner compone a ese extraño anti-héroe oscuro que no terminó de convencer en Un mundo perfecto (A perfect world, 1993), Wyatt Earp (1994) y Waterworld (1995), pero esta vez con el film justo para enaltecerlo: Básico, sin la ambición de aquellas cintas, pero con la fuerza arrolladora para potenciar su interpretación.
Kevin Costner es Jericho, un convicto condenado en una prisión de máxima seguridad por su violencia para con el resto de la humanidad. El tipo no tiene sentimientos para distinguir el bien del mal comenta el director de la cárcel. A su vez es el único con una característica craneal atípica para recibir un trasplante neuronal. Resulta que el agente de la Cía. Billy Pope (Ryan Reynolds) murió pero en su cerebro -que aún funciona- hay información valiosísima para detener a un terrorista cibernético que la agencia de inteligencia comandada por Gary Oldman debe recuperar. La operación la hace el doctor Tommy Lee Jones (si, un elenco tremendo) y todo marcha viento en popa, salvo que Jericho no es un espécimen fácil de controlar.
La película se las rebusca con una premisa tan prometedora como fantástica, aunque nada original. Hay varios puntos en común con la reciente Inmortal (Self/less, 2015) o incluso con Robocop (1987). La trama encuentra la forma de seguir dos ultra eficaces fórmulas del cine de acción: la del fugitivo (debe detener al terrorista antes de ser atrapado él mismo por la Cía.), y la del héroe (debe salvar a las damiselas en peligro, familia del portador de su nuevo cerebro). En tal estructura narrativa el personaje de Costner aporta frases rematadoras, cara de pocos amigos y gestos cortantes, proporcionando los momentos lúdicos/cómicos del relato.
La película dirigida por Ariel Vromen con guion de Douglas Cook y David Weisberg sigue la lógica del cine de acción de los ochenta y noventa, con un protagonista de aquellos años con la rudeza para destrabar conflictos. El hombre enfrenta con su cuerpo (a fuerza de golpes de puño o herramientas rudimentarias) la oposición presentada. A su vez, el ritmo y el impacto de las escenas de acción son propios del cine actual, con un montaje vertiginoso que no da tiempo al respiro.
Mente implacable logra lo que Luc Besson no pudo con 3 Días Para Matar (3 Days to Kill, 2014): resucitar al mejor Kevin Costner de los últimos veinte años y convertirlo definitivamente en el héroe de acción que nació para ser.