Dr. Jeckyll y Mr. Hyde
Bill Pope (Ryan Reynolds) es uno de los mejores agentes de la CIA. Se encuentra en una importante misión en la que debe detener a un peligroso terrorista llamado Xavier Heimdahl (Jordi Mollá) quien trabaja en un software que podrá controlar el armamento más poderoso del mundo desarrollado por un hacker conocido como El Holandés (Michael Pitt). Pero Pope es atrapado y luego de ser torturado, muere. El director de la CIA, Quaker Wells (Gary Oldman), decide continuar con la investigación y llama al Dr. Franks (Tommy Lee Jones), quien resulta ser un neurólogo que está desarrollando un ambicioso proyecto que consiste en trasplantar la memoria de un cerebro aún activo dentro de un cerebro ajeno con similares características. El problema es que el sujeto con las condiciones necesarias para llevarlo a cabo es el asesino Jericho Stewart (Kevin Costner), quien pasó la mitad de su vida en la cárcel.
Nueva época del cine de acción donde trae a los héroes más inesperados, a partir del envión que dio Liam Nesson con Búsqueda Implacable (Taken, 2008) y sus secuelas, ahora Kevin Costner es en Mente implacable quien se pone a patear traseros. También pasó por esta faceta en 3 días para matar (3 Days for Kill, 2014). Costner está muy lejos de Jason Statham y es consciente de sus limitaciones, pero está muy bien.
El guion escrito por Douglas Cook y David Weisberg tiene un acierto fundamental, y es el hecho de no tomárselo nunca en serio: la película es lo que se ve, no hay subtextos solemnes ni críticas al sistema, entretiene y punto. Los diálogos y algunos personajes son bastante cliché pero no son un gran problema dentro del contexto.
El elenco formado por varios actores reconocidos se centra en Kevin Costner que es lo mejor de la película, mientras que Gary Oldman, Tommy Lee Jones y Gal Gadot, como la mujer del agente muerto, son los que mejor acompañan.
Dirigida por Ariel Vromen, quien también estuvo detrás de cámaras en la interesante The Iceman (2012), Mente implacable es un película correcta, que entretiene y si ella misma no se toma en serio, ¿por qué habría de hacerlo el espectador?