Los diferentes
“Mentes Poderosas” (The Darkest Minds, 2018) es una película de ciencia ficción dirigida por Jennifer Yuh Nelson y escrita por Chad Hodge. Basada en la novela distópica homónima de Alexandra Bracken, el reparto incluye a Amandla Stenberg (Todo, Todo), Harris Dickinson, Skylan Brooks, Miya Cech, Patrick Gibson (The OA), Mandy Moore (A Walk To Remember), Gwendoline Christie (Brienne en Game Of Thrones), Bradley Whitford, Mark O’Brien, entre otros.
Debido a una pandemia, el 98% de los chicos y adolescentes mueren repentinamente. Ruby Daly (Amandla Stenberg) es una de los sobrevivientes y, como los demás que siguen con vida, posee habilidades especiales. En su caso, su poder implica controlar mentes y ver el pasado con un simple roce físico hacia la otra persona. Cuando hace uso de su poder, que aún no sabe manejar muy bien, sus pupilas se vuelven naranjas. Al gobierno no le preocupan todos los jóvenes que murieron, sino que teme a los que continúan vivos; por eso, los chicos son enviados a un campo donde el objetivo es eliminar a cualquiera que tenga pupilas rojas o naranjas, ya que éstos son considerados los más letales. Con la ayuda de la doctora Cate (Mandy Moore), Ruby escapará de allí y tendrá que decidir en quién confiar.
Luego de ver “Mentes Poderosas” a uno no le queda más que preguntarse por qué las películas dirigidas a un público joven adulto decayeron de esta manera. Ya vimos que adaptar libros juveniles podía generar buenos filmes, tal es el caso de la admirable saga de “Los Juegos del Hambre” o las primeras partes de “Divergente” y “Maze Runner”. En esas cintas no era necesario leer el material original para embarcarse en la historia, además de que los personajes estaban bien desarrollados así como el mundo creado.
Esta nueva producción parece ser una mezcla de situaciones y mensajes que ya vimos hace poco tiempo. Los jóvenes son divididos por colores de acuerdo a sus dones: están los verdes que tienen una inteligencia suprema, los azules que desarrollaron telequinesis, los amarillos que pueden controlar la electricidad, los rojos que expulsan fuego por sus bocas y, en la cima de la pirámide, los naranjas que se pueden meter dentro de la mente de otro. Luego tenemos a una cazarrecompensas para meter un poco de acción con una persecución de vehículos, así como un presidente muy malo y una organización llamada “La Liga”, en la cual nunca se llega a dilucidar si sus intenciones son del todo buenas.
En cuanto a las actuaciones, también terminan decepcionando porque los personajes no tienen una profundidad que permita conectar con ellos. Amandla Stenberg logró enternecernos con su papel de Rue en “Los Juegos del Hambre”, sin embargo aquí el guión no la ayuda para nada, logrando que los momentos que pretenden ser emotivos causen gracia y cuando se hacen chistes, la risa no llegue. La relación de la protagonista con Liam (Harris Dickinson, actor que se nota demasiado que sólo fue elegido para el rol por ser atractivo) desde el minuto uno es demasiado forzada, haciendo que todo sea cero creíble y extra cursi.
Para colmo, los efectos especiales lucen muy falsos, la música está mal distribuida y, lo que es peor, la estructura narrativa no está bien construida. Ruby toma decisiones estúpidas o se pierde tiempo en escenas del grupo divirtiéndose en un shopping, cuando deberían estar preocupándose por su destino. La película no deja pensar al espectador por sí mismo, sirviendo todo en bandeja para que la moraleja del “ser diferente está bien y no hay que avergonzarse” quede clarísima.
“Mentes Poderosas” solo consigue que extrañemos las películas que se hacían antes para adolescentes. Su desenlace queda abierto para una segunda entrega… si la hacen, ojalá que todos los errores de ésta sean enmendados.