Las sagas juveniles basadas en exitosas novelas y ambientadas en un futuro distópico tienden a parecerse bastante entre sí. No es difícil advertir en el caso de Mentes poderosas diversos aspectos que la vinculan con franquicias como las de Divergente y Maze Runner (también hay unas cuantas similitudes con X-Men y Stranger Things). De todas maneras, el problema principal de este film de Jennifer Yuh Nelson (directora de la producción animada Kung Fu Panda 2) no es tanto este "reciclaje" de elementos ya probados, sino la incapacidad para construir con esos recursos una narración mínimamente entretenida. Hay personajes que escapan, son traicionados, atrapados y que vuelven a huir, pero todo luce demasiado mecánico, sin profundidad psicológica, tensión ni suspenso. Las desventuras de Ruby (Amandla Stenberg), Liam (Harris Dickinson), Chubs (Skylan Brooks) y Zu (Miya Cech), cuatro jóvenes con poderes especiales en un mundo que ha perdido el 98% de los niños y adolescentes a causa de un extraño virus, parecen narradas con piloto automático y mucho peor aún resultan las cosas para los malvados de turno (como Wallace Langham y Wade Williams) que quieren dominarlos. Así, sin demasiados hallazgos ni creatividad, y con el ojo puesto en construir una larga franquicia,Mentes poderosas luce como el piloto de una serie. Y no precisamente de las mejores.