A veces, Richard Gere es simpático; a veces, no, especialmente cuando hace de villano. Aquí es un hombre de dinero, un magnate en problemas que, a punto de solucionar sus enormes problemas financieros, comete un terrible error. Lo que sostiene el film, que es un estudio sobre el poder cargado de trivialidades y clichés, es el poder de los actores, especialmente Gere y Susan Sarandon, que maneja la puesta con absoluta solvencia y se ve poderosa. Lo demás es pura rutina. Los ricos son vanos, malos e infelices, vio.