Anexo de la crítica
Si bien el guión de Mentiras mortales -Arbitrage- no es un dechado de originalidad, cumple con su cometido al desarrollar con solidez y buena construcción de personajes y conflictos un thriller que escapa del claustro judicial para abordar con eficacia los oscuros intereses de un millonario dispuesto a traicionar valores o principios morales en beneficio de su círculo de bienestar y confort, que sabe nadar en un océano de hipocresías y mentiras sin que el agua termine por ahogarlo en la culpa.
Los personajes secundarios cumplen un rol importante pero es justo decir que en el caso de Susan Sarandon por ejemplo el arquetipo de la esposa cómplice o negadora se halla bien representado, no así el estereotipo del millonario frio y calculador al que Richard Gere logra aportarle matices y deja crecer escena tras escena en una curva de transformación progresiva que avanza hacia la desesperación.