El dinero todo lo puede
La vida de Robert Miller (Richard Gere) parece ideal. Es un empresario multimillonario, tiene una hermosa familia, una hija brillante que sigue sus pasos, y está a punto de vender su empresa a un gran banco para retirarse a disfrutar de la vida. Sin embargo, no todo es tan perfecto una vez que se mira un poco más de cerca: las finanzas de su imperio no cierran, y su joven amante (Laetitia Casta) le reclama tiempo.
Acorralado por las presiones, no tiene mejor idea que escaparse con ella por unos días a su casa de veraneo, pero un trágico accidente alterará sus planes, y pondrá en peligro la millonaria transacción.
Este thriller escrito y dirigido por Nicholas Jarecki, comienza atrapando al espectador, sin embargo a medida que avanza, empieza a dilatarse mucho la resolución y el filme se hace un poco largo, ya que vuelve continuamente y a paso lento, sobre los dos ejes narrativos (el accidente, y la venta de la empresa). Y no es que el ritmo sea lento, algo que puede ser una elección del director, sino que lo que en un principio resultaba interesante, se va haciendo repetitivo, el suspenso que había se va desdibujando, y la verdad es que la película se podría haber terminado unos veinte minutos antes.
Con el foco puesto en demostrar cómo los ricos pueden evadir la justicia ya que tienen dinero para ofrecer a cambio de cualquiera de sus errores, Jarecki muestra la frialdad de un magnate a quien no le importa sacrificar a personas que considera más pequeñas que su causa, incluyendo a su hija. Richard Gere está muy bien en esta interpretación que le valió una nominación a los próximos Globos de Oro, aunque no sea una actuación de antología. Su perseguidor es el detective Michael Bryer (Tim Roth), un excelente actor a quien se le ha pegado bastante, al menos en este papel, su personaje de la serie Lie to me. Así y todo, es de lo más refrescante del filme.