Podría haber sido un melodrama televisivo, pero gracias a los sólidos trabajos de sus actores resulta interesante. El protagonista es un hombre sin prejuicios, fiel al capitalismo.
Narra la historia de un hombre de sesenta años que puede ser la de cualquiera Robert Miller (Richard Gere) un empresario exitoso, vive lleno de lujos, no sufre apremios económicos, casado con Ellen Miller (Susan Sarandon) y padre de familia, su imagen social está bien visto.
Pero estos seres que lo tienen todo, muchas veces existen ciertas fallas no es feliz en su matrimonio como quiere aparentar porque tiene un amante Julie Côte (Laetitia Casta) una artista plástica. Pero una noche Julie y Robert viajan juntos y ella muere en un accidente de tráfico, quien maneja es él, deja el lugar. Y como es de esperar llega el momento de la investigación que va llevando su argumento al suspenso, a la intriga y al thriller; con un detective de la policía tenaz Michael Bryer (Tim Roth) quien quiere llegar a la verdad a toda costa y puede llegar a destapar los secretos más ocultos.
Y Robert Miller quien tiene una gran habilidad para los negocios turbios, manejar muy bien sus secretos, pero después de la muerte inesperada de Julie debe efectuar todas sus artimañas para sostener su imagen, no interesa la forma, porque para protegerse pone la vida de otros en peligro, como la de Jimmy Grant (Nate Parker), hijo de su ex chofer y hasta a su inteligente hija Brooke Miller (Brit Marling) lista para hacerse cargo del negocio familiar.
Esta historia es bastante diferente a las que uno suele ver, por lo general el protagonistas es inocente y lo que tiene que demostrar es su inocencia, aquí es todo lo contrario él es culpable de fraude, la infidelidad y de una muerte. Su vida es alimentada solo por el dinero y la ambición, este hombre esconde secretos oscuros detrás de su aspecto y sonrisa, de cierta forma es similar al personaje de Michael Douglas en Wall Street: El Dinero Nunca Duerme.
El film está bien narrado y va creando clima en el espectador, también con su trama subpolicial que la hace más interesante, termina mostrando el cinismo de detectives y jueces y la hipocresía de una clase alta, y no queda al margen la esposa quien lo sabe todo pero hace la vista gorda, siempre y cuando no ponga en juego la vida de su hija.