Lo primero que hay para decir sobre Mercedes Sosa: La voz de Latinoamérica es que se trata de un documental para todos los gustos, y probablemente todos salgan con la misma sensación del que escribe.
Puede (debe) ser vista por quienes siguieron la carrera de La Negra, y también por quienes desconocen de quien se trata; por un público adulto o un público joven; por quienes sentimos admiración por esta enorme artista y la música folklórica en general y por quienes son ajenos al estilo musical; nadie se va a quedar afuera, y esa es su gran virtud.
Sobre la idea de Fabian Matus, hijo de la cantante que además oficia como productor y entrevistador frente a la pantalla (o con voz en off), el director Rodrigo Vila – en su ópera prima en largometraje – logra lo que pocos documentalistas consiguen, traspasar las barreras del género. A pesar de tener una construcción simple y directa (la necesaria), estamos frente a una historia de vida, frente a un documental musical, y también frente a un drama y frente a una comedia. Todas esas son las sensaciones que despierta durante sus casi dos horas de duración, de la emoción al llanto y de ahí a la gracia, siempre en boca de la propia artista o de quienes mejor la conocieron hablando de ella.
No se trata del primer trabajo sobre la artista, existen un número de documentales con Mercedes Sosa como figura (recordar el local Como un pájaro libre), pero probablemente sí sea el mejor de ellos. Aquí se sigue una línea cronológica, desde su Tucumán natal hasta sus últimos días – aunque en verdad, por una cuestión de respeto no se habla demasiado sobre su última etapa, mas bien se evoca su recuerdo –, y ahí esta ella como si no se hubiese ido contando su propia historia como ningún otro la podría contar. Se tratan, lógicamente, de diferentes entrevistas realizadas a lo largo de toda su carrera, pero bien podría ser Mercedes Sosa que oficia como presentadora.
Inteligentemente cada “nueva etapa” es presentada con una canción entonada por la protagonista, lo que da pie a la voz en off de Mercedes, material de archivo importantísimo (y alguno inédito o desconocido para la gran mayoría), y las entrevistas que el propio Matus realiza a sus tíos y a otros artistas que la acompañaron.
Más allá del cuidadísimo y muy valioso aspecto técnico que mantiene el documental, lo cual lo hace muy agradable de ver; el mayor logro está en su guión que logra capturar a la mujer detrás de la artista pero siempre poniendo en primer plano el aspecto público: lo que Mercedes dijo en vida, acá no hay revelaciones escandalosas, sí facetas más desconocidas, pero que nunca negó.
La Sosa fue una mujer que sufrió mucho, tuvo vivencias que dejaron marcas imborrables, y el fantasma de la depresión estuvo siempre al acecho; todo eso está en el documental, pero lo que es fundamental, contado por la propia persona, lo cual enfatiza más la emoción... Así como la vida le puso grandes obstáculos, siempre pudo reponerse y entregar lo mejor de sí, esa es la enseñanza de su recorrido.
Matus y Vila son conscientes que la homenajeada experimentó gran parte de la historia del país, por eso, "Mercedes Sosa: La voz de Latinoamérica" funciona perfectamente además como un trabajo histórico, todo el dolor desgarrador, las buenas etapas narradas con muchísima gracia y ternura como solo ella despertaba, los procesos de cambio, fueron registrados y desfilan frente a cámara para el espectador.
Mercedes Sosa basó su carrera en ser una artista integradora, se animó a correrse de los límites del folklore tradicional y cantó con músicos de todos los géneros; lo mismo hacen Vila y Matus, quitan solemnidad, logran apertura, y así consiguen que este documental se transforme en una suerte de representación de lo que La Negra Sosa fue en vida.
Este documental, la reafirma lo que todos sabemos, lo que Mercedes representa para todos nosotros: una artista excepcional (única) que está instalada en la memoria colectiva de su pueblo. Y aquí se hace justicia a esa imagen. Tamaño homenaje.