Retrato de una artista de mundo
El documental dirigido por Rodrigo H. Vila cuenta con los testimonios de colegas y familiares de la cantora además de un invalorable material de archivo. Los hilos conductores son la voz de la propia tucumana y el relato de su hijo.
A través de entrevistas a distintas figuras como Pablo Milanés, León Gieco, Milton Nascimento, David Byrne, Isabel Parra, Teresa Parodi, René Pérez y Víctor Heredia, entre muchos otros, la película de Rodrigo H. Vila deja en claro que el título del documental es un acierto y los testimonios afectuosos y llenos de respeto por Mercedes Sosa no hacen más que corroborarlo.
Sin embargo, si el film se limitara a convocar a músicos de distintas latitudes para que hablen sobre la figura de la cantora, con un mayor o menor acierto a la hora de elegir a quién entrevistar, sería uno de los tantos documentales que se apoyan casi exclusivamente en una buena agenda de producción. Por el contrario, Mercedes Sosa, la voz de Latinoamérica consigue mucho más a la hora de concretar su aspiración de lograr un retrato completo de la tucumana.
Uno de los aciertos definitivos de la puesta es que el relato tiene como hilo conductor la voz de la propia Mercedes. Se adivina un enorme trabajo de búsqueda de archivos, un recorrido que contó con el aporte invalorable de Fabián Matus. Y es Fabián quien entrevista a músicos, a sus tíos, a las amigas de su madre, a su psiquiatra, siempre con la voz y las imágenes de la "mami" contando en decenas de reportajes su infancia, los comienzos en la música, el nuevo cancionero, el compromiso político, el exilio, los amores contrariados, el alcoholismo, las pérdidas, la soledad.
Desde su infancia en Tucumán con su padre trabajando en un ingenio por monedas, mientras que su madre la llevaba junto a sus hermanos al Parque 9 de Julio "para que no sintiéramos el olor a comida, porque a la noche nos moríamos de hambre", hasta el reconocimiento como artista del mundo, una voz atravesada por su tiempo, engrosada por las luchas, las causas justas, la apertura a nuevos sonidos, la enorme generosidad.
Sin embargo, el documental no es una elegía a la figura de Mercedes, o sí, en tanto la retrata tan humana en sus momentos de gloria, pero también en sus inseguridades, en su timidez casi patológica, en sus momentos de quiebre cuando cuenta que Oscar Matus, el gran amor de su vida, la abandonó. O el exilio, luego de una carta-amenaza de la Triple A, una herida que llevó por el mundo y que nunca se cerró del todo.
Es probable que en la fascinante vida de la artista haya material para muchas películas, pero no es errado conjeturar que lo que logran Matus y Vila en Mercedes Sosa, la voz de Latinoamérica se aproxime bastante a un retrato definitivo.