Campanella es capitán.
Al menos en lo que a mí respecta, cada vez que un nuevo proyecto del director Juan José Campanella resuena en mis oídos, lo espero con ansias. Y ese respeto se lo ha ganado a fuerza de buena voluntad, mucho trabajo, y sobre todo de muy buenos resultados finales. No en vano es uno de los directores más importantes que tenemos en Argentina; sus historias han sabido trascender, y así Juan José ha superado límites proyecto tras proyecto.
Pero esta vez la apuesta es mucho más arriesgada: Un film animado en 3D, con un costo millonario. Nada parece detener a este señor, cuyo motor de realización son sus sueños personales.
Metegol (2013), es una historia que se basa en primera instancia en un cuento de Roberto Fontanarrosa, pero la película va bastante más allá del mismo. Amadeo (David Masajnik) es un jovencito con una especial habilidad para jugar al metegol. Un buen día, su bar preferido es testigo de un desafío con el bravucón del pueblo. Nuestro protagonista gana y deja furioso al otro nene. Varios años después, éste se ha convertido en una vanidosa estrella del fútbol mundial y ha planeado vengarse de Amadeo y su gente, comprando el pueblo y destruyendo aquél lugar que lo vió caer derrotado. Pero como eso no es suficiente, ‘el Grosso’ (Diego Ramos) también lo desafía a un partido de fútbol de verdad.
Amadeo se ha metido en un tremendo lío, y su desesperación despierta a los muñecos del metegol. ¿Cómo? Sí, esos tipitos de plomo que están encastrados en una canchita artificial, cobrarán vida y ayudarán al joven a enfrentar todos sus problemas. Claro que no faltará la dosis de aventura que todo film animado debe tener. Juntos atravesarán un montón de aventuras y desventuras, mientras la pobre de Laura (Lucía Maciel) sufre por su amorcito de barrio.
Realmente lo interesante de la película, yace en la personalidad marcada que tiene cada uno de los futbolistas tiesos. El Capi (Pablo Rago), el Beto (Fabián Gianola), el Loco (Horacio Fontova) y Liso (Miguel Ángel Rodríguez), son el plato fuerte de Metegol. Cada cual representa a cierto estereotipo de jugador de fútbol, con un lunfardo muy propio, que sólo los argentinos podemos entender. Un dato como ese hace que desde el vamos, el film deba generarnos orgullo. El 'tire y afloje' entre ellos es una muy divertida constante, que se basa primitivamente en las diferencias que les impone el color de su camiseta. Sin embargo, el objetivo del film no es contar una historia futbolera sino resaltar los valores que se aprenden trabajando en equipo.
La animación en sí no tiene nada que envidiarle a otras películas del mercado internacional… Quizás el pequeño detalle que me hizo ruido fue el contraste entre estos personajes tan nuestros, y algunos secundarios un poco más ‘neutrales’ que creo no se condicen tanto con la estética del film. Fuera de eso, el logro es enorme. Hay momentos que te arrancan risas a montones y que te hacen sentir, de algún modo, identificado. Lo importante acá, es valorar lo mucho que se trabajó tras bambalinas para obtener este resultado, sobretodo en Argentina, donde estamos muy alejados del estilo ‘fábrica’ que tienen en Pixar o Dreamworks, por ejemplo.
Por otro lado, la labor que los actores han hecho con el aporte de sus voces, es realmente notable.
No me queda más que felicitar al equipo que estuvo involucrado con esta enorme apuesta nacional y ojalá que se le abran las puertas a nuevos talentos con hambre de gloria. Insisto, la película gusta y se valora por el aporte local que posee, y con eso no se jode.
Señoras y señores, es un placer para mí decirles que Juan José Campanella: La tiene atada.
@CinemaFlor