Hacer reír es muchísimo más complicado de lo que parece. Son muy pocas las comedias que han pasado a la historia porque la gran mayoría sólo se quedan en burdos intentos sin mucho argumento, plagados de chistes escatológicos e insultos que sólo pueden hacer efecto en un preadolescente que ve por primera vez una teta y se sonroja. “Mi Abuelo es un Peligro” (Dirty Grandpa, 2015) ni siquiera entra en esta última categoría, y por poco más de una hora y media uno sólo se pregunta, ¿en qué estaba pensando Robert De Niro?
No tengo absolutamente nada que decir a favor de “Mi Abuelo es un Peligro” (Dirty Grandpa, 2015). Como película, carece de cualquier atributo artístico (pero eso, obviamente, no es lo que buscan los realizadores). También carece de originalidad, y de repente parece que estuviéramos en la década del ochenta viendo una mala copia de “Porky´s” (1981). Claro que tampoco ayuda que sus chistes parezcan destinados a un público adolescente que se ríe de cualquier cosa más o menos zarpada, como un chiste escatológico en un dibujo obsceno sobre la cara del protagonista.
Lo peor de la película de Dan Mazer -un tipo con muy poca experiencia detrás de las cámaras- es que, al final, resulta ofensiva al extremo. Es machista, misógina, intolerable y, al parecer, para su guionista (John Phillips) la palabra “lesbiana” es el peor insulto que se le puede decir a una persona. Sí, a ese extremo.
Uno puede entender que Zac Efron quiere despegarse de su estatus de chico lindo de “High School Musical” y hacer cosas más zarpadas y adultas. Con “Buenos Vecinos” (Neighbors, 2014) funciona a la perfección, pero acá la debacle comienza casi al minuto de película.
Dick Kelly (Robert De Niro) es un tipo duro que acaba de perder al amor de su vida. No se lleva muy bien con su familia, pero está decidido a seguir adelante y divertirse a más no poder siguiendo el consejo que le dio su esposa en el lecho de muerte. Este señor mayor que gusta de masturbarse mientras ve películas pornográficas, logra convencer a su nieto Jason (Zac Efron) para que lo lleve hasta Florida a visitar a un viejo amigo de la Marina.
Jason es todo lo contrario a lo que un joven de su edad debería ser. Está a punto de casarse con una chica bien snob y bastante insoportable. Ha abandonado sus sueños de ser fotógrafo para trabajar en la firma legal junto a su padre y su futuro suegro, pero conserva buenos recuerdos de la niñez junto a su abuelo y decide cumplirle los caprichos.
En medio del viaje se cruzan con una ex amiga del muchacho y sus compañeros que se dirigen derechito a la playa para vivir el descontrol del famoso “Spring Break”. Algo que el abuelo tiene ganas de experimentar antes de que sea demasiado tarde.
A partir de ahí, se suceden todo tipo de situaciones para nada graciosas (aunque deberían serlo) llenas de drogas, sexo, chistes racistas y una trama que, al final, pretende dejar algún tipo de mensaje.
“Mi Abuelo es un Peligro” es una excusa para mostrar chicas muy lindas con poquísima ropa (no, las feas y gorditas no salen de sus casas), y para señalar que Robert De Niro puede hacer algo totalmente diferente (y el ridículo) como un viejo verde que sólo quiere drogarse y tener sexo desenfrenado a pocas horas de la muerte de su esposa.
Hay chistes de todo tipo, pero quien puede reírse cuando se toma como punto de partida la violencia de género o el abuso de menores. No, no resulta para nada gracioso, sino desagradable e incómodo, y esa no es la meta de esta película que sólo pretende sacarles su dinero a los desprevenidos adolescentes de hormonas alteradas.
Dirección: Dan Mazer
Guión: John Phillips
Elenco: Robert De Niro, Zac Efron, Zoey Deutch, Aubrey Plaza, Jason Mantzoukas, Dermot Mulroney, Julianne Hough, Jeffrey Bowyer-Chapman, Brandon Mychal Smith.