Favores de amigo
La crisis de la maternidad, momento bisagra para una madre, es tan rica en dramatismo que se transitó desde diversos ángulos en la ficción. Las consecuencias son impredecibles (depresión, ruptura con la pareja) y así es este film de Ana Katz (Los Marziano), que a cada tramo insinúa un rumbo que, muy posiblemente, no va a tomar. Pero la película da otra vuelta de tuerca: un poco al estilo El bebé de Rosemary, algo oscuro se cierne sobre la maternidad. Con su marido (Daniel Hendler, esposo de la directora) momentáneamente transferido a Chile por trabajo, Liz (Julieta Zylberberg) encuentra un vacío en el devenir de sus días que ocupa en llevar de paseo al pequeño Nicanor por la plaza del barrio. Pero incluso los habituales conocidos de la plaza le resultan aburridos.
Liz hallará empatía en Rosa (Ana Katz), otra madre con cochecito de mala reputación entre los habitués del lugar. En carácter y estilo, Rosa es el opuesto de la amigable y típica clase media Liz; en la primera salida juntas a un bar, a instancias de Rosa, la protagonista da curso a su primer pagadiós. Acto seguido, no repuesta aún de la infracción, la amiga le pide el auto prestado para llevar a Renata, su hermana, a Saladillo, donde vive un chico que conoció por chat. El vínculo es tan alocado que uno teme a cada rato lo peor, cosa que confirman los habitués de la plaza, cuando advierten a Liz: “Tené cuidado con las hermanas R”. Liz desoye el sentido común, pero Katz logra de momento instalar su propio sentido, su deseo de complacer y mantener la amistad, como la norma. Con pocos recursos, un guión impermeable y actuaciones convincentes, el film toma su tiempo para generar un suspenso atípico; una rara avis imposible de encasillar.