Maternidad o libertad
Ana Katz, directora y coprotagonista de Mi amiga del parque (2015), consigue a fuerza de austeridad y enorme potencial del reparto elegido convertir una anécdota en una película perturbadora, cambiante y muy atractiva en términos narrativos. Lo anecdótico alcanza para comenzar a construir el derrotero de Liz -soberbia actuación de Julieta Zylberberg-, madre primeriza con marido ausente –Daniel Hendler por skype- por trabajo, quien atraviesa varias crisis, a la vez en su rol maternal y procura encontrar interlocutores afines –su madre fallecida hace un año- en la plaza donde acude con su bebé Nicanor.
La mayoría de las personas en ese lugar, abierto -en el doble sentido- son madres como ella, quienes comparten experiencias y también hablan de otras madres como en cualquier charla de mujeres. En especial de Rosa -Ana Katz-, a quien Liz encuentra en la hamaca, concentrada en Clarisa, otra beba, cuya madre, Renata, ha dejado al cuidado de Rosa.
Indescifrable, al menos en un principio para la protagonista, Rosa se acopla de inmediato a la rutina de Liz, le da consejos, la involucra en situaciones incómodas y construye una relación en base a la soledad de ambas en un mundo sin hombres y en el que, evidentemente, las mujeres se las deben arreglar solas.
Pero el punto de vista de este relato, que de manera sutil asume una atmósfera que se va enrareciendo a medida que la relación transita por distintos estadíos, siempre es el de Liz, y en ese sentido la percepción del entorno y mucho más de cada situación anormal para ella, se magnifica desde su angustia particular, que va horadando en su necesidad de escapar de su rol, o encontrar al menos una cuota de libertad sin abandonar su función y su vínculo con Nicanor. La alternativa para que la maternidad adquiera en ella una experiencia positiva y no traumática, como la que vive cada vez que intenta modificar algo de su conducta.
El enrarecimiento que envuelve a la trama sin subrayados y gracias a la predisposición, tanto de Ana Katz como de Julieta Zylberberg, a quien debe sumarse Maricel Álvarez, en el rol de Renata, hace de este opus de la directora de Los Marziano (2011) un fiel retrato del universo femenino, sin caer en el cliché feminista, sumado a la enorme capacidad para construir personajes con carnadura y mucha tela para cortar, desde sus comportamientos y actitudes.
Mi amiga del parque explora con fuerza y sutileza una conflictiva o aventura de la mujer cuando atraviesa la maternidad sin establecer juicios de valor y mucho menos elabora lecturas facilistas o psicológicas de cada acción, encuentra el punto justo para estallar y sorprender o alterar un orden de las cosas que muchas veces se creen de un color pero terminan siendo de otro.