Mi ex es una espía aborda una de las premisas más explotadas por el cine hollywoodense en las últimas décadas, donde personas corrientes se ven involucradas en una intriga de espionaje internacional.
Abundan los antecedentes de este tipo, especialmente en lo referido a la sátira del mundo de los agentes secretos.
Aunque la película de la directora Susanna Fogel no le aporta nada nuevo a esta temática, su trabajo presenta un pasatiempo decente gracias a la dupla que conforman las protagonistas.
Mila Kunis, quien cuenta con buenas comedias en su filmografía se desenvuelve bien en este género y es raro que decepcione.
Un caso diferente es el de Kate McKinnon (Los cazafantasmas), quien suele ser graciosa en el programa Saturday Night Live pero en el cine no tuvo la posibilidad de destacarse con un papel decente, aunque los críticos la inflen de un modo exagerado.
Sus personajes tienden a ser muy sobreactuados y después de un tiempo termina por cansar con sus excentricidades.
En esta película su interpretación no se desborda tanto con estas cuestiones y tiene algunos buenos momentos junto a Mila Kunis. Por lejos, lo mejor que hizo McKinnon en la pantalla grande hasta la fecha.
Las dos protagonistas consiguen elevar un guión que no es muy creativo a la hora de parodiar el género y cuyo humor se debilita bastante en el tercer acto, cuando el clímax se estira de un modo innecesario y los chistes empiezan a ser redundantes.
No obstante, la gran sorpresa de esta producción pasa en realidad por la calidad de las escenas de acción que son estupendas.
El trabajo de la directora Fogel ofrece algunas secuencias de persecuciones automovilísticas y tiroteos que no tienen nada que envidiarle a El justiciero 2 con Denzel Washington.
Inclusive el tratamiento de la violencia en ocasiones es intenso, con algunos momentos sangrientos que se contraponen con los enredos humorísticos que propone la historia.
Por esa razón el film resulta un híbrido extraño que no se termina de definir entre la película seria de acción que por momentos pretende ser y las situaciones absurdas que viven las protagonistas a través de la comedia.
Mi ex es un espía de todos modos consigue brindar un espectáculo entretenido, aunque su visionado enseguida quede en el olvido.