Una comedia casi feminista
El film protagonizado por Mila Kunis y Kate McKinnon evita caer en el cliché de "cosas de chicas" y se esfuerza en crear comedia.
Desde hace tiempo se advierte en Hollywood cierta corrección política sobre los protagónicos femeninos. La lucha feminista mundial prendió fuerte incluso en una industria tan poderosa como la del cine yanqui, y cada vez vemos más heroínas al frente de los filmes, y en algunos casos sin necesitar a un acompañante masculino ni interés romántico del sexo opuesto. Así vimos a “Red Sparrow” con Jennifer Lawrence, la remake de “Tomb Raider” con Alicia Vikander, “Atomic blonde” con Charlize Theron, La Mujer Maravilla de la mano de Gal Gadot y la continuación de “La gran estafa”, “Oceans’8” con un gran elenco femenino que incluía a Sandra Bullock, Cate Blanchett y Anne Hathaway, entre otras.
En este mundo aún quedan algunos rubros por conquistar, y allí se pararon Mila Kunis y la comediante de “Saturday Night live” Kate McKinnon. Kate se lució en la nueva versión de “Los Cazafantasmas”, un filme que fue injustamente bastardeado antes de su estreno pero que resultó una de las grandes comedias de 2016. El dúo funciona bien a pesar de que a Mila le cuesta subirse al tono humorístico que propone “Mi ex es un espía”, que enmarca los supuestos extremos del cine de acción con la comedia absurda.
En la historia, Audrey (Kunis) está triste y enojada por haber sido abandonada por su novio Drew (Justin Theroux) por mensaje de texto y sin explicaciones. Un día se aparecen dos agentes secretos para contarle que Drew es una agente secreto que está siendo buscado por todos. Cuando por fin aparece el ex, involucra a Audrey y Morgan (Mac- Kinnon) en una persecución que las hará viajar por Europa para mantener a salvo un elemento que, en manos equivocadas, podría causar un conflicto mundial.
La película evita caer en el cliché de “cosas de chicas” que tienen algunas miradas masculinas arquetípicas -el gran problema de “Ocean’s 8” en el que se perdían mucho hablando de moda y joyas- y se esfuerza en crear comedia.
Allí pega fuerte el rol de Morgan, que todo el tiempo reivindica a las mujeres a cargo (las escenas con Gillian Anderson son encantadoras). En conclusión, “Mi ex es un espía” funciona decentemente, no sólo con sus gags, sino con algunas escenas de acción bien logradas, aunque, como se dijo al comienzo, su principal logro es sumarse a la ola de modificar estructuras dominantes.