Mi mamá Lora

Crítica de Gabriel Piquet - Fancinema

BUSCANDO UN CINE INFANTIL EN EL LITORAL

Es el cumpleaños número 11 de Juana y su entorno familiar le esconde algo, le quieren contar pero no tienen la oportunidad. La niña quiere irse de campamento, su madre se niega a firmar el permiso, su padre lo hace y se va por unos días; la madre finalmente acepta y cuando firma, el secreto familiar se devela. Los integrantes de la familia pueden convertirse en animales: su mamá ahora es una lora y Juana tendrá que lograr que cambie su forma en 72 horas si no quedará así para siempre.

Este cuento o leyenda que parece venir del Litoral le da a Mi mamá lora un toque original, donde el personaje principal y algunos niños hablan con tonada, mostrando otra imagen que no es tan común en el cine argentino más arraigado en Buenos Aires y posiciona a la película en un lugar distinto, corrido de la media de estrenos nacionales.

El film tiene un arranque bastante interesante a partir de cómo establece su premisa, pero es en el nudo donde encuentra problemas: la narración se vuelve lenta, algo pesada en su desarrollo y algunos personajes sobre-explican mucho (el malo de la película, por así denominarlo), redundando en unos cuantos pasajes y restando la fluidez que este tipo de cine infantil necesita.

Llegando al final, Mi mamá lora consigue volver a encarrilarse, logrando entretener y haciendo funcionar de la manera apropiada unos cuantos chistes. Vale la pena rescatar el jugarse por hacer cine infantil, en un contexto como el argentino, que no tiene una mirada muy puesta en ese público.