El dicho Es verdad, aunque usted no lo crea podría ajustarse perfectamente a Mi mejor amigo, la película del realizador Ferit Karahan premiada en el Festival de Berlín con el galardón de FIPRESCI.
Es que el filme se basa en experiencias personales del director en un internado de niños kurdos, en Turquía. La ficción se centra en Yusuf (Samet Yildiz), un niño que se convierte en algo así como el ángel de la guarda o, más terrenalmente hablando, el guardián de un compañero del internado, que una mañana se levanta prácticamente inconsciente.
El niño, Memo (Nurullah Alaca), no tiene fiebre, pero no puede moverse. Así es como lo llevan a lo que podríamos definir como la enfermería, donde no hay otra cosa que no sea aspirinas. El frío y la nieve tampoco ayudan, las cañerías de calefacción están rotas, el lugar está necesitando servicios de reparaciones desde hace tiempo, pero lo más grave es la situación del pequeño.