Lorenzo (Ángelo Mutti Spinetta) es el hijo mayor de una familia de clase media instalada en la Patagonia, está en los últimos años del colegio secundario, tiene un rendimiento académico admirable, es maduro para su edad y está enamorado de una compañera. Pero todo eso cambiará cuando a su vida ingrese Caíto (Lautaro Rodríguez), el hijo de un viejo amigo de su papá, quien llega huyendo de algo que en principio no se sabe qué es, pero que indudablemente lo ha dañado.
Mi mejor amigo es un retrato madurativo centrado en la relación que lentamente construyen esos personajes. Una relación va de la desconfianza a la contención y de allí a la confidencia, siempre punteada por las actitudes de un Caíto poco adepto a los límites de la madre (Moro Anghileri) y el padre de Lorenzo (Guillermo Pfening), lo que genera una serie de rispideces que acentúan los sentimientos tan intensos como contradictorios de Lorenzo.
Los chicos, pese a los contrastes, tienen muchos elementos en común y una química innegable. Una química que de tan fuerte podría emparentarse al enamoramiento, con la salvedad de que el guión del también director Martín Deus apuesta por lo sugerido antes que lo explícito, por dejar flotando las preguntas en lugar de entregar respuestas. En ese sentido, Mi mejor amigo es un film tierno y cálido que explora la amistad masculina adolescente preocupándose únicamente por los sentimientos de sus personajes que por la valoración que el mundo adulto pueda hacer sobre esos vínculos.