Yo no sé si soy yo - que me estoy volviendo un exquisito o estoy entrando en un ancho de banda mental que me permite sintonizar las cosas de otra manera - pero últimamente me estoy topando con películas muy muy dispares, esas que tienen una escena formidable y otra realmente espantosa. Antes, yo veía filmes parejos que en algún momento de la trama se desbarrancaban - generalmente cerca del final -, pero al menos mantenían un promedio de calidad hasta que dejaban de funcionar. Hoy en día parecen filmes escritos por un comité - un autor toma una escena, otro toma otra - y el libreto resultante jamás es revisado de manera íntegra por alguno de los escribas participantes. Algo de eso ocurre con Mi Novio es un Zombie, una bizarra comedia romántica con muertos vivientes que tiene momentos muy dulces y momentos muy grises. No es que sean escenas abominables, pero son secuencias en las cuales se nota que el libretista no tenía ni idea de para dónde disparar para seguir avanzando con la trama.
Que yo recuerde, la única comedia romántica (o especie de) que involucre muertos y humanos que haya visto debe haber sido la saga de Nekromantik, esa que glorificaba la necrofilia y que le debe haber dado vuelta el estómago a más de uno. Acá las cosas son un poco más civilizadas - en vez de cadáveres tenemos zombies, algunos menos podridos que otros - y son manejadas con mejor gusto que el filme de Jorg Buttgereit. Esta es una comedia romántica donde un zombie se enamora de una humana, algo así como una especie de versión de Twilight pero con muertos vivientes. Igual el libreto no se toma las cosas demasiado en serio, y mantiene las distancias entre zombies y humanos, por lo menos para que la cosa no entre en el terreno del mal gusto - no me imagino darle un beso a alguien que devora tripas humanas sin haberle dado por lo menos cinco minutos de cocción en una parrilla! -.
Bien podría decirse que Mi Novio es un Zombie es una especie de Romeo y Julieta escrita por George A. Romero. El escenario apocalíptico es el de siempre - los zombies se apropiaron de todo el planeta, quedan unos pocos humanos resistiendo en una fortaleza inexpugnable -, y los muertos vivientes van a la caza de humanos para alimentarse. Arrancamos con el relato en primera persona de R - un zombie que se ha vuelto consciente y que, con limitaciones, vive una especie de rutina diaria deambulando todos los dias por el mismo aeropuerto, acumulando cosas que le hagan recordar su humanidad pasada, armando una especie de refugio - hogar en un avión abandonado, y manteniendo conversaciones basadas en gruñidos con el resto de sus compañeros de horda -, al cual le gusta devorar el cerebro de sus victimas para captar sus recuerdos y hacerse por un momento más humano. Curiosamente se lastra el seso del novio de la protagonista, y comienza a sentirse atraído por ella. La secuestra pero para protegerla, la ensucia con sangre zombie como para que el resto de los infestados no sospeche de ella (y la ataque) y la tiene en su refugio - avión, en donde la abriga, alimenta y hasta le pone discos. El por qué un zombie que camina arrastrándose y apenas balbucea es capaz de amuchar toneladas de discos románticos de la década del 80 (y cómo es que sabe operar un tocadiscos) es un misterio que el libreto jamás se toma el esfuerzo en explicar, así que hay que aceptarlo per sé.
Los primeros defectos que uno encuentra con la premisa del filme es que el protagonista zombie - Nicholas Hoult, aquel pibe cara de nabo de About a Boy, que ahora se ha transformado en un adulto joven... con cara de nabo - es demasiado inteligente para su estado. El cómo empieza a evolucionar - a final de cuentas se enamora de la chica... y por ello su corazón vuelve a latir! - es un tema que el libreto no resuelve muy bien, ya que para lo que le sirve el zombie es un bobo y para otras cosas es demasiado vivo. Algo similar ocurre con el resto de sus amigos zombies - liderados por Rob Corddry -, que empiezan a enternecerse con el cariño que R le prodiga a Julie -. Los malos de turno quedan reservados a los huesudos, esos zombies pasados de putrefacción que carecen de piel y ojos, y viven en el estadío más salvaje y terminal de su condición infrahumana. A los huesudos no les gusta nada ver como estos tipos empiezan a humanizarse - les late más fuerte el corazón, comienzan a sangrar, sus cuerpos se entibian -, y los ven más como una nueva fuente de alimento que como sus primos evolucionados. De más está decir que el final implicará un enfrentamiento entre las tres partes - humanos, huesudos y zombies evolucionados - en una batalla de resolución incierta.
Mientras que a primera vista la premisa de Mi Novio es un Zombie es una estupidez absoluta, al menos la ejecución resulta muchísimo mejor de lo esperado. No es un filme de terror sino una comedia romántica con toques de horror - sin llegar al filo de Shaun of the Dead -. La gran gracia de la película es la pareja central de Nicholas Hoult y Teresa Palmer, la que desborda de química y resultan ser excelentes actores. Hay momentos de comicidad, y hay momentos de ingenio, pero da la impresion que hay instantes en donde el libreto trampea sus propias reglas para avanzar con el tema del romance. Por ejemplo, el por qué R secuestra a la chica y cómo es que la mantiene encerrada en su refugio - aunque ella puede escapar en cualquier momento a bordo del BMW que usa R para escuchar música fuera de su "casa" -, o cómo es que Rob Corddry súbitamente sabe manejar un camión y salva a los protagonistas en el momento justo. Son secuencias en donde uno queda frunciendo el ceño, viendo como la lógica escapa por la ventana.
En realidad Mi Novio es un Zombie termina siendo digerible cuando se la ve como una alegoría, sólo que la dirección de Jonathan Levine no sabe mandar las señales adecuadas al público. Desde que George Romero inventó el género, los muertos vivientes siempre han servido de metáforas, al menos en las películas más inteligentes y destacadas del género. Aquí la cosa pasa por el aislamiento social; R no deja de ser un tipo romántico chapado a la antigua (he ahí el tema de los discos viejos) y está harto de ser un solitario; por el otro lado, el resto debe pensar en sus propias necesidades (sean zombies o humanos) ya que el fin del mundo ha provocado escasez de recursos y ha incrementado el egoismo. Como dice un personaje en un momento "ahora que no hay Internet, no te puedo ilustrar lo que te pasa"; y como éste es un mundo sin internet, la gente vuelve a humanizarse. Las relaciones sociales vuelven a ser personales, la gente recupera el contacto humano, se revalorizan los valores fundamentales y esenciales. Esa es la única interpretación que, a mi juicio, calza con el relato y su marcha (de a ratos) forzada.
Mi Novio es un Zombie es una película simpática. Lo mejor es la química de la pareja central, pero el resto del relato es desparejo. Como película de horror no funciona, y resulta tibia como comedia, pero es deliciosa como cinta romántica. El problema es que es dispar, con lo cual no triunfa en todos los objetivos que se propone lograr, y no estoy seguro de si el público adolescente al que apunta captará (o aceptará) la totalidad de la idea. Creo que es un esfuerzo diferente que queda a medio camino, y que termina por salir a flote gracias al talento y gracia de todos los involucrados en la empresa.