Así de bizarro, es el argumento de este intento por recuperar la mística de la saga CREPUSCULO pero con cadáveres andantes en lugar de vampiros.
La narración en off del zombie protagonista nos introduce en el código y reglas con que se rige este mundo apocalíptico en donde las personas se dividen entre aterrados humanos y muertos vivos famélicos. La película se guarda una sorpresa, existe una mutación más temible que los zombies: los esqueletos.
NICHOLAS HOULT le pone toda la onda a un papel difícil, al borde del ridículo, apelando al poco sex apeal que un personaje tan desagradable y mal oliente le permite. Con pocas dosis de humor, este hubiera sido un buen camino para dotar al filme de un espíritu menos solemne y más festivo, la historia deriva en un melodrama que no hace más que acentuar el tono freak de la puesta.
Estéticamente la cinta es aceptable, se vale de colores saturados, efectos visuales creíbles y una atmosfera de desolación bien lograda. Algunas secuencias de tonos lisérgicos se pierden en medio de una trama que nunca logra pasarse al lado de la sátira y que termina apelando a aquello con lo que pretende ironizar.