Corazón Zombie
Las películas de zombies gozan de una codificación genérica tan rigurosa que al público se le hace fácil apreciar las pequeñas variaciones en la rutina. Todas parten del canon establecido por George A. Romero: los zombies son lentos, contagiosos y hay que apuntarles a la cabeza. Con Exterminio (28 Days Later, 2002), los zombies aprendieron a correr. Con Muertos de risa (Shaun of the Dead, 2004), se sumaron a las comedias. Mi mascota es un zombie (Fido, 2006) involucra romántica y sexualmente a zombies con humanos. Colin (2008) ya cuenta con un zombie de protagonista.
Mi novio es un zombie (Warm Bodies, 2013) es la continuación lógica de esa secuencia: una comedia romántica en la que el protagonista es un zombie enamorado de una humana viva y coleando. El protagonista es ‘R’, interpretado por Nicholas Hoult, el rarito de Un gran chico (About a Boy, 2002). ‘R’ es un zombie de cuerpo pero no de mente, y su narración en primera persona contrasta cómicamente con su rigor mortis y el rictus de la boca. De él aprendemos que los zombies comen cerebros para mantener su conciencia humana “viva”, aunque atrapada en el tejido muerto de viciosos zombies. No solo eso, comer cerebros es lo más cercano que tienen a ‘soñar’, ya que heredan los recuerdos de aquellos a quienes canibalizan.
Los zombies hacen expediciones en busca de cerebros mientras que los pocos humanos sobrevivientes hacen expediciones en busca de provisiones. La manada de ‘R’ cruza caminos con la tropa de Julie (Teresa Palmer), y como cualquier comedia romántica, hay amor a primera vista (y desmembramiento). El corazón de ‘R’ se entibiece – literalmente – y conduce a Julie a su guarida, un avión, donde promete protegerla de los demás zombies que merodean el aeropuerto.
La comedia pasa a desenvolverse más o menos predeciblemente, pero la premisa es tan absurda que aun cuando la película no está contando chistes, se mantiene graciosa. Y no deja de plantear situaciones interesantes con las que subir la apuesta del género. ‘R’ es, en definitiva, un ser humano atrapado en un cuerpo sobre el que no tiene dominio, incapaz de comunicarse más allá de unos pocos gruñidos. Su humanidad pende de un hilo. ¿Cómo se desarrolla el amor entre un humano y un subhumano?
Hacia el tercer acto entran en juego las ‘familias’ de R(omeo) y Julie(eta). Por un lado tenemos al coronel Grigio, padre de Julie y líder de la resistencia humana (John Malkovich, en una decisión de casting acertadísima. ¿Quién no le elegiría líder?). Por otro tenemos a una monstruosa sub-categoría de zombies, que consiste en aquellos muertos vivos que han perdido lo que les quedaba de humanidad al canibalizar su propia piel y ahora son poco más que esqueletos demoníacos. Son tan violentos y horripilantes que hacen que los zombies parezcan afables humanos por contraste.
De alguna forma, Mi novio es un zombie es heredera de esa moda tan popular de emparejar seres humanos con criaturas sobrenaturales en triángulos románticos. Por esta vez, el monstruo es nuestro protagonista, y su drama es palpable y hasta melancólico. El rostro zombificado de ‘R’ tiene más rango dramático que el de Kristen Stewart, y su película cuenta la misma historia, solo que con muchos más sustos y muchas más risas de las que tiene la saga Crepúsculo (Twilight, 2008-2012).