Más vivos que muertos
Tomando como punto de partida el universo de las películas zombies, la nueva realización de Jonathan Levine demuestra que se puede hacer un producto para público adolescente con buenos ideas y recursos.
Instalando el tema de los romances contrariados, en este caso, entre un "muerto vivo" y una humana, la película aprovecha todos los elementos que le brinda un guión que invierte la fórmula y relata la historia desde el punto de vista de los monstruos, dando una bocanada de aire fresco a fórmulas que parecían extinguidas.
En ese sentido, Mi novia es un zombie está en un nivel superior al de producciones como Crepúsculo o la reciente Hermosas criaturas, y coloca en primer plano a personajes que se embarcan en relaciones que son imposibles.
El realizador de 50/50 ambienta la acción en una ciudad dividida por una gran muralla y que está devastada por una invasión zombie, donde se encuentran los protagonistas: R (Nicholas Hoult), un "muerto vivo" que deambula en busca de sangre humana y Julie (Teresa Palmer, de El aprendiz de brujo), la hija de un militar (John Malkovich) que se ve ahora protegida por quien antes mató a su novio. Es novedosa la idea de dividir a los zombies entre "gente muerta que comienza a cambiar y sentir afecto" y los "esqueletos", seres oscuros que instalan el terror.
Con una mirada piadosa hacia los "diferentes" y una historia que resulta integradora en todo sentido, la película combina hábilmente romance, comedia y terror, transformando una historia de monstruos en un relato de amor. Ente la narración en off de R, cuya mente está salpicada por "flashbacks" y el presente desconcertante de ella, se suceden los mejores momentos de un film que tiene todos los ingredientes (temas ochentosos incluídos) para atrapar al público.
Basada en la novela homónima de Isaac Marion, el film enfoca con precisión el contraste de los protagonistas, los gags también dan en el blanco (R es maquillado para asemejar su aspecto al de un humano) y hasta se permite una burlona mirada a Romeo y Julieta con escena de balcón incluída.
El resto es entretenimiento, algo de tripas, persecuciones y un estadio que se convierte en el campo de batalla de seres con cuerpo fríos y corazones calientes. Pero más vivos que muertos.