Arturo (Guillermo Francella) es un marchand de arte encantador, sofisticado, aunque un poco inescrupuloso. Tiene su propia galería de arte en el centro de Buenos Aires, ciudad que ama. Renzo (Luis Brandoni) es un artista plástico talentoso y un poco salvaje, que se encuentra en franca decadencia. Detesta el mundo social del arte y vive muy precariamente y prácticamente aislado. Tiene un único alumno, un joven admirador llamado Alex (Raúl Arévalo). Si bien al galerista y al pintor los une una profunda y vieja amistad, no coinciden en casi nada: sus universos e ideas son opuestos, lo que genera constantes peleas y desencuentros. Arturo intentará por todos los medios revertir la suerte de su amigo y colocar su obra en el mercado. Para esto se asocia con una importante galerista de proyección internacional, Dudú (Andrea Frigerio). Sin embargo, la obstinación y terquedad de Renzo harán fracasar cada tentativa. Pero cuando todo parece perdido, Arturo pondrá en marcha un plan tan extremo como genial.