Los que se pelean se aman
Comedia francesa que apela al humor de contraste entre una mujer adinerada, fría y distante y un hombre pobre, lujurioso e irresponsable, la cual falla al quedarse en el concepto y no adentrarse en sus personajes quienes en ves de ser, terminan siendo representaciones banales de los distintos extractos sociales.
Si hay alguna razón por la cual la comedia no funciona en esta película es el simple hecho de que no hay sorpresas ni intriga en la misma. Todo esta servido en bandeja para que las situaciones se vayan resolviendo de la manera más predecible posible. Desde un temprano rompimiento de la pareja hasta la conveniente situación de permanecer bajo el mismo techo, toda la historia se envuelven en un manto de lugares comunes que no tienen otro desenlace que el presumible.
Aunque, "Mi peor pesadilla" carezca de sorpresas, su peor cara se encuentra en no darle una entidad creíble a sus personajes, en donde cada uno de ellos muestra comportamientos absolutamente infantiles que nunca pueden ser considerados en serio. La mujer (Isabelle Huppert) es alguien supuestamente inteligente pero que tiene deseos tan absurdos como el de remodelar su vestidor sin provocar ruido ni polvo; el hombre (Benoît Poelvoorde) es alguien pobre cuya vida no encuentra soporte y cuando recibe un regalo de 80.000 euros al minuto lo arruina de la forma más vulgar posible; el esposo editor cuya vejez trae chistes tan absurdos como su intento de practicar rápel; la amante joven y liberal que no posee nada electrónico en su casa y se adhiere a cualquier modo de vida new age; y, por último, los chicos cuyas expresiones heladas y abstractas revelan ese lado tan vacío de la falta de intereses o preocupaciones.
No obstante, si esta película hubiera intentado buscar emociones genuinas, tal vez debió haberse preocupado en mostrar un poco más de interés en su costado romántico. Si bien, la atracción entre ambos se aprecia de entrada al tener esos continuos chispazos agudos con intercambios de palabras hirientes. Al pasar los minutos, la trama se queda sin recursos para unirlos a ambos y todo termina con el simple recurso totalizador de una borrachera.
Tal vez, "Mi peor pesadilla" sea una película a la cual uno puede observar con interés. Sus idas y vueltas en relación a las divisiones de clases plantea un panorama dinámico y bastante entretenido, pero es en su contenido donde la trama falla rotundamente y en vez de provocar risas, termina generando bostezos.