Mi pequeño pony es una especie en extinción y debería ser una visita obligada al cine para los niños menores de 9 años.
En estos tiempos donde las películas de este género ofrecen el mismo estilo de comedia desarrolladas a través de la animación computada, aparece este film que evoca con cierto espíritu nostálgico la clase de producciones que eran comunes de encontrar en el cine en los años ´80 y ´90.
En la actualidad los chicos más pequeños prácticamente no tienen contacto en la pantalla grande con la artesanía de la animación tradicional y este es uno de los principales motivos por el que recomiendo este film.
Mi pequeño pony fue un ícono indiscutido de los dibujos animados y juguetes de los años ´80 que sobresalió entre las principales propuestas destinadas al público femenino. Al igual que He-Man, G.I.Joe y Transformers su popularidad generó que en 1986 también llegara a los cines con un largometraje.
El relanzamiento de la franquicia que presentó Hasbro en el 2010 se convirtió en un curioso e inesperado fenómeno popular que también capturó la atención del público joven adulto. En la actualidad, después de las propuestas de Marvel y DC, Mi pequeño pony es uno de los cómics más vendidos de los Estados Unidos.
La verdad que la nueva franquicia es digna de un estudio sociológico y no es casualidad que se hayan hecho documentales al respecto.
En lo referido a esta película los realizadores apuntaron a entretener específicamente al público infantil y a diferencia de los que suele ocurrir con los estrenos de este género Mi pequeño pony no tiene guiños o chistes destinados a los adultos.
Esto puede generar que algunos padres la sufran en el cine porque el tono de la historia se orienta a niños pequeños, pero eso no significa que sea un film menor.
El director Jason Thiessen, quien viene trabajando con estos personajes desde hace rato en propuestas para dvd, en este caso brinda un colorido film que se enfoca en la animación tradicional para brindar un inocente cuento de fantasía.
Los personajes son simpáticos y los números musicales no saturan y estuvieron muy bien insertados dentro de la trama.
Mi pequeño pony no será recordada entre los grandes estrenos del género pero al menos tiene más corazón y neuronas que la idiotez de Emoji.
Los espectadores más chicos en este caso no se quedarán dormidos en la sala con el tedio de la historia y los ponis brindan un entretenimiento decente.