Un casamiento echado a perder
Leonora ha planificado su fiesta de boda con Adrián hasta el último detalle. Y habría sido la fiesta perfecta… si el novio hubiese querido casarse.
La trama se desata el día de la fiesta cuando Adrián y Leonora reciben como obsequio unos tradicionales anillos que se han heredado de generación en generación garantizando la felicidad y perdurabilidad de las parejas que los han usado. Adrián inmediatamente pierde los anillos, lo cual desemboca en una incesante y estrafalaria búsqueda en complicidad con varios de sus amigos y familiares.
A pesar de una anécdota excesivamente modesta y previsible para el espectador -como la pérdida de los anillos- el film no obstante se desenvuelve dignamente gracias a las excelentes actuaciones, y también a un buen ritmo narrativo que impone desde el comienzo.
El relato tiene -a mi modo de ver- dos grandes defectos que impiden que se constituya en una gran comedia: en primer lugar, la elección de una situación conflictiva de poco peso que no alcanza para sustentar estructuralmente el todo orgánico de la narración. Desde el comienzo aparece mencionado por parte de Leonora la supuesta negativa a casarse del novio, tema que realmente no se desarrolla en lo más mínimo, y que probablemente hubiese dado, junto a la pérdida de los anillos, una mayor encarnadura al conflicto cómico. El extravío de los anillos sin el apoyo de unos objetivos claros por parte del personaje masculino pierde demasiada fuerza, deviniendo en una anécdota de pequeña monta. Si el film sale indemne de esta situación poco afortunada es por mérito del director Ariel Winograd y de su tacto y buen ritmo para la narración.
El segundo gran defecto es una focalización demasiado mezquina sobre la historia de los protagonistas, sin establecer o fortalecer historias secundarias entre personajes de gran riqueza que hubiesen merecido mayor desarrollo y exposición dramática. Creo que se han desaprovechado la enorme cantidad de excelentes actores que encarnan a los personajes secundarios; que no tienen más que pocas líneas y pocas situaciones para sacarles jugo.
A pesar de todo ello, Mi primera boda es muy divertida y se luce con algunas escenas muy bien realizadas.