Una boda despareja pero, al final, entretenida
«Esta fue la primera vez, la segunda saldrá mejor», o «lo haremos de otra forma», etc, dicen los directores técnicos, los políticos, los aprendices de cocinero y los criminales. Que lo digan los novios respecto de su propia boda, encima ese mismo día, ya es otra cosa. En esta comedia de enredos, cada uno de ellos mira a cámara, cuenta su experiencia (atroz para ambos) y hace sus recomendaciones. La del muchacho es contundente: «no se casen». Pero ¿quién quiere hacerle caso, cuando la novia es Natalia Oreiro?
Por ella casi todo el público haría lo imposible. Y por ella este novio realmente hace lo imposible, cuando pierde los anillos justo unos minutos antes de la ceremonia y se larga a buscarlos del modo más torpe imaginable. Lo ayuda un primo también torpe, mientras los parientes, los invitados, el personal de servicio, un langa importado que tuvo alguna historia con la novia y viene a importunarla, se distraen a su modo, y la novia ve arruinados sus planes, su paciencia, el maquillaje y hasta el vestido (pero esto último lo soluciona de modo ampliamente satisfactorio para nuestros ojos, lo que es muy de agradecer).
Como corresponde, cuanto peor la pasan los prometidos, mejor la pasa el público. Y al final todos disfrutan, aunque la película se estire un poquito, el envidiable elenco y ciertos planteos de fondo parezcan levemente desaprovechados, y el conjunto despierte más sonrisas que risas. Digamos, es algo despareja. Por suerte también es entretenida, las sonrisas son casi permanentes, los participantes nos caen simpáticos, hay buena música, y la novia está preciosa. Mejor dicho, es preciosa, y muy buena comediante.
También destacables, los trabajos de Daniel Hendler, Imanol Arias y Martín Piroyansky, la linda presentación con dibujos de Liniers, el cierre con los típicos saludos de video familiar (muy gracioso queda ahí el dj que hace Iair Said), y que nadie se levante porque después de los créditos viene el chiste de la pareja partiendo en luna de miel. Guionista, Patricio Vega («Los simuladores», «Hermanos y detectives», «Música en espera», el piloto de «Algo para recordar», y siguen los éxitos). Director, Ariel Winograd, que ya se había lucido con amplio elenco en su primera obra, «Cara de queso», y en la segunda se luce todavía más.