Mi semana con Marilyn

Crítica de Alberto Harari - MI CINE - por halbert

"NOSTÁLGICO RETRATO DE UNA SEMANA INOLVIDABLE"

El filme se basa en los libros de memorias de Colin Clark: “Mi semana con Marilyn” y “El príncipe, la corista y yo”; su autor es un hombre que, 40 años después de esta inolvidable vivencia, la plasmó en sendos escritos.

En sus años de juventud, cuando Colin era estudiante de cinematografía, se las arregló, a fuerza de tenacidad, para trabajar en la productora del gran actor de cine y teatro Laurence Olivier. La acción se sitúa en 1957, cuando Olivier invita a Marilyn Monroe a Inglaterra para que, en la cúspide de su carrera, actúe en El príncipe y la corista, que él mismo también dirigiría.
El guión de Adrian Hodges, apoyado en ambos libros de Clark, toma el cándido punto de vista del veinteañero Colin, por aquel entonces tercer ayudante de dirección de Olivier, donde se relatan los problemas que tuvo el gran actor y director inglés con Marilyn durante el rodaje de la película.

Lógicamente, en sus cruces en el set de filmación, el joven Colin se siente atraído por la estrella, que, curiosamente, también encuentra en él la comprensión y la paciencia que los otros hombres que la rodean no tienen. Marilyn se interesa por el joven y le abre su alma, mostrándole que lucha con su monumental popularidad, su enorme gracia y seducción, y sus ansias de convertirse en una verdadera actriz. Por aquellos años, Marilyn está recién casada con el escritor Arthur Miller, y se enfrenta a su enfermiza inseguridad, chocando con las distinguidas formas del inflexible Sir Laurence Olivier, incapaz de conseguir que la actriz concurra puntual al rodaje y entregue lo mejor de sí misma.

El director de “My week with Marilyn”, Simon Curtis, es responsable de varias series y telefilmes, y la mayoría del equipo técnico procede de la cadena televisiva BBC; entre todos dotan a la película de un estilo cuasi-televisivo que no llega a incomodar demasiado. Lo que en principio parece plantearse como una trivial seguidilla de anécdotas de rodaje va transformándose, a medida que se expone la fragilidad del mito, en un apesadumbrado retrato de la estrella del cine más famosa de todos los tiempos. Pero, a su vez, es la narración en primera persona de un muchacho común que, más que enamorarse de esa diosa de celuloide, se dejó deslumbrar por la mujer que había debajo del maquillaje, con sus múltiples traumas y vacilaciones.

Michelle Williams (nominada al Oscar por este papel) resulta una muy atinada elección para dar vida a la frágil Marilyn. Al margen de lo discutible que pueda ser su parecido físico (a fuerza de maquillaje, peinado y vestuario), su capacidad como actriz nos deja entrever la vulnerabilidad de esa mujer atormentada e incapaz de enfrentar sus responsabilidades, pero también su irresistible seducción y sus infantiles actitudes.
Eddie Redmayne es el perfecto actor para dar vida al apocado Colin. Su compasiva mirada verde y enternecedora, sus pecas cargadas de ilusión, y su pasión, su amor y su inocencia, permiten comprender las emociones de su personaje frente a un ícono del cine. Su presencia en el filme es constante y necesaria (relegando, incluso, del protagonismo, a la propia Williams).

El elenco secundario está repleto de actores de renombre: Kenneth Branagh (nominado al Oscar por su rol de Laurence Olivier), Judi Dench, Julia Ormond, Emma Watson, Dominic Cooper y Derek Jacobi.
Con una buena ambientación de época y cuidada fotografía, la cinta logra conmover gracias a la exquisita y elegante música de Alexandre Desplat, que es de lo más sentimental, enternecedora y melancólica, y acompaña a la perfección el sentimiento del personaje de Colin y su recuerdo de una semana inolvidable con una diva de frágil porcelana, que tristemente, apenas 5 años más tarde, estaría entrando en las puertas del Cielo.