Diarios de la fragilidad
Mi semana con Marilyn es una producción inglesa sobre la famosa diva de Hollywood, dirigida por Simon Curtis quien, por primera vez, decidió trasladarse de sus trabajos televisivos a la pantalla grande.
En este caso, la historia es narrada desde la perspectiva de un joven de 23 años de clase alta, Colin Clark, quien conoció y se enamoró de la diva durante el rodaje de la película de Sir Laurence Olivier, El príncipe y la corista, dentro de la cual este muchacho cumplía el rol de tercer asistente de dirección. Este relato que enmarca este retrato de Marilyn es también una historia real, ya que está basado en los diarios del propio Colin Clark, donde plasmó sus comienzos en el mundo del cine, antes de transformarse en director de una serie de documentales sobre historia del arte, aunque siempre bajo la sombra de su padre y su hermano mayor.
En nuestra película inglesa lo que más se destaca son los momentos íntimos entre la diva y Colin, unas escenas de gran sensibilidad tanto en lo que respecta a la fotografía como a la elección de la música, en particular el paseo de ambos en la naturaleza, en el cual se puede entrever la fragilidad de un vínculo momentáneo. En estos momentos, el film nos da casi un respiro: un paisaje abierto en contraste con los continuos encierros a los que era sometida nuestra estrella, tanto debido a su trabajo, como por la fama, el acoso de los fans, su crisis emocional.
Seguramente debe implicar una gran dificultad interpretar alguien tan cándido y mítico como Marilyn Monroe y es probable que a cualquier admirador que recuerde sus actuaciones le cueste un poco aceptar la elección de Michelle Williams para dicho papel. Pero está de más aclarar que es prácticamente imposible hallar alguien a la altura de dicho personaje y, aún así, es bastante buena la interpretación de la actriz, o quizás uno se vaya acostumbrando a su rostro a lo largo del film.
Además de relatar ese período de rodaje y, en particular, de la semana durante la cual nuestro muchacho se pudo acercar a Marilyn, la película sintetiza la interioridad y la fragilidad de una diva, víctima del star system. La crisis, sus problemas con los psicofármacos, la inestabilidad del vínculo entre ella y Arthur Miller, los problemas de rodaje y con las técnicas de actuación, la seducción y los amoríos de la diva: todo esto quedó plasmado en la película, en plena identificación con su personaje principal.